Ixchel, la diosa maya de la luna se verá en medio de un triángulo amoroso, los chismes del dios de las tormentas y los errores de su abuelo. En el epílogo hablamos un poco más sobre los dioses mayas y presentamos otra versión de la historia de la diosa de la luna y por qué ella siempre le huye al sol.
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Fuentes:
1 - El Conejo en la Cara de la Luna, Mitología en la Tradición Mesoamericana por Alfredo López Austin publicado por la Prensa de la Universidad de Utah, Salt Lake City.
2 - Diccionario Completo de Símbolos por Jack Tresidder, Editor General, Publicado por Chronicle Books en San Francisco
3 - El Pájaro que Limpia el Mundo y otros cuentos Mayas por Víctor Montejo. Publicado por Curbstone Press. 1991.
4 - La mujer que se transforma y sus hermanas, historias de diosas de alrededor del mundo por Katrin Hyman Tchana. Publicado por Holiday House. New York. 2006.
Ixchel y Las Libélulas
Libro: La luna en el pozo por Erika Helm Meade
Adaptado por Carolina Quiroga-Stultz
Hace mucho tiempo en la tierra del jaguar errante, del venado sagrado, del magnífico pájaro quetzal y de las mariposas valientes; a los pies de la montaña de Jade, y las orillas del mar de turquesa en la tierra de los mayas, la luna era la más hermosa de los cuerpos celestes. Durante las noches estrelladas, los Mayas pasaban horas admirando la luna.
Pero Ixchel, la luna, tenía una agenda muy ocupada. Ella estaba encargada de controlar las mareas del océano. Guiando con regularidad las olas hacia dentro y hacia fuera. Nadie manejaba mejor el ritmo de la marea que ella. También Ixchel ayudaba a controlar el pulso de la vida, el ciclo de fertilidad de las mujeres y la agricultura. Igualmente guiaba a las parteras, los sanadores y los tejedores. Pero su pasatiempo favorito era atravesar los ríos cósmicos remando en su canoa y contemplando las estrellas.
A veces Ixchel brillaba claramente, otras veces se escondía parcialmente bajo su manto de seda y otras, veces se envolvía completamente en su manto para que nadie pudiera verla. Para que ni siquiera pudieran ver un pedacito de su luminosa mejilla. Después en silencio Ixchel se deslizaba por la Vía Láctea.
Mientras tanto, el Sol estaba secretamente enamorado de Ixchel. La observaba cuánto más podía. Cada día estiraba sus rayos tratando de alcanzar un destello de su luz. Algunas veces, Ixchel abría un poco su manto de seda, para que el sol pudiera ver:
El Sol: ¡Su oreja!
Y cuando El Sol tenía suerte hasta podía ver: ¡Su hombro!
¡Ah! entre más tratará de ver a Ixchel, ella brillaba más radiante. Y está eterna espera y este continuó coqueteo duró por cientos de eras. Así lo dicen los mayas.
En la tierra de los mayas hay dos estaciones: La estación de calma y la estación de tormenta; las tormentas son creadas por el hacedor de tormentas: Chac.
Chac se aburría infinitamente durante la estación de calma. Y ustedes saben lo que pasa cuando los dioses se aburren, comienzan a chismosear. Y a Chac le encantaban los rumores. Así que un buen día, para pasar el tiempo, Chac fue al palacio de la luna mientras Ixchel estaba ausente y visitó al abuelo de Ixchel, quien era el guardián de la luna.
Chac: Abuelo usted sabe que yo puedo ver todo lo que sucede. Y el otro día vi un resplandor sospechoso en los ojos del Sol por Ixchel.
Abuelo: Ahí Chac, yo no he visto nada diferente.
Chac: Bueno, para mí, y solo para mí, no es que la gente esté hablando de esto aún, pero para mí, los rayos del Sol parecen flechas de deseo por Ixchel.
Cuando Chac se fue el abuelo no se podía sacar esa idea de la cabeza. ¡Esto era impensable! El sol y la luna no podían estar juntos. Los dominios de Ixchel eran la noche: guiar a las comadronas, a los sanadores y a las tejedoras. Mientras que los dominios del Sol eran: el día y nutrir los cultivos. Sí el sol y la luna se juntaban, ¿sabes lo que podría suceder? ¡Claro que si, un eclipse!
Si un eclipse sucediera con seguridad habría inundaciones y la oscuridad se tomaría la tierra.
Mientras tanto Chac estaba muerto del aburrimiento. Y esta vez, decidió visitar a otro personaje que vivía en la cima de la montaña de Jade, el buitre.
Chac: Usted sabe señor buitre que yo estoy enterado de todo lo que sucede. Y apenas el otro día escuche que el que se case con Ixchel, se convertirá en el rey de los cielos.
Cuando Chac se fue, el buitre no se podía sacar esa idea de la cabeza. En esos tiempos el buitre todavía no comía carne podrida. Esa es otra historia, pero ya estaba comiendo vegetales y frutas muy maduras o podridas. Lo que no exactamente lo hacía en un pájaro de clase alta, más bien en un pájaro de clase baja, y la sola idea de convertirse en el rey de los cielos, ciertamente era una idea tentadora.
El buitre era un pájaro modesto, pero sabía ser persistente. Después de eso, cada mañana antes de la madrugada el buitre volaba hacia los cielos para visitar a Ixchel. Y le decía:
Buitre: ¡Joya de los cielos! Anoche me di cuenta de cuan radiante brillabas a través de las nubes.
Por supuesto, dichas visitas no le pasaron desapercibidas al sol, quién se puso muy celoso.
Entre tanto, la estación de calma estaba por terminar y esta vez Chac sintió la necesidad de visitar de nuevo al abuelo de Ixchel.
Chac: ¡Ay! ¡abuelo todo el mundo estaba hablando! y todos están diciendo que el buitre planea volarse con Ixchel y qué para prevenir eso el sol está planeando secuestrarla, pero estoy seguro de que usted esta al tanto de dicha situación. ¿Cierto?
El abuelo, aunque no sabía exactamente lo que estaba sucediendo, pretendió estarlo.
Abuelo: ¡Ay! ¡Chac por supuesto que estoy al tanto de la situación! Pero todavía estoy pensando ¿Qué debo hacer?
Chac: ¡Ay! abuelo usted sabe que a mí me gusta hacer una tormenta de ideas. Y he estado lloviendo unas cuantas.
A continuación, Chac le contó el abuelo lo que había estado pensando, más bien lo que estaba planeando. Al final el abuelo le agradeció a Chac y lo alentó a continuar con esa valiente misión de heroísmo sin igual.
Sin embargo, sí los rumores de dicho triángulo amoroso ¿eran verdad o no? Pues no lo sabemos. ¡Por qué eso sucedió hace mucho tiempo! Pero lo que sí sabemos es que el buitre y el sol se desplazaron hacia Ixchel esa madrugada. ¡Cómo era su rutina habitual!
Pero entonces que había de especial en ese día, Chac el dios de la lluvia estaba preparado para desatar la tormenta más grande que jamás se había visto. Primero bajó las nubes para oscurecer el mundo. Segundo, envió sus furiosos vientos, que fueron por todas partes avisando que ya era hora de encontrar resguardo. Tercero, Chac envió sus truenos, los cuales llegaron con tanta violencia que sacudiendo a la estrella de la mañana de su lugar en el cielo.
Sin embargo, lo peor estaba por llegar, Chac tenía preparadas sus hachas, y comenzó a lanzarlas contra las nubes, y cuando las hachas golpeaban las nubes creaban los relámpagos. Y esto relámpagos comenzaron a golpear la tierra aquí y allá, aquí y…uno de esos relámpagos golpeó a Ixchel.
La luna cayó de los cielos y se hundió en las aguas del océano. Temiendo por su vida se transformó en un cangrejo y se dejó ir al ritmo de la marea pensando que todo iba a estar bien, pero estaba equivocada. Chac estaba tan cegado por su propia rabia qué los relámpagos comenzaron a cortar las aguas del océano golpeándola aquí y allá. Hasta que finalmente Chac se aburrió y la calma regresó.
El cuerpo sin vida de Ixchel fue encontrado flotando en las aguas del océano junto a su canoa. Para rescatar los pedazos de su cuerpo sin vida cuatrocientas libélulas cruzaron el océano, cruzaron las montañas y los bosques. Las libélulas recogieron los pedazos de Ixchel y con cuidado los colocaron en su canoa. Luego las cuatrocientas libélulas levantaron la canoa y la trajeron de regreso al palacio de la luna, de regreso a su abuelo.
Abuelo: ¡Ay mi niña! ¡Ay mi niña!
El abuelo no se lo podía creer y no podía más que culparse por lo que le había sucedido a su nieta. Si tan solo no hubiera escuchado a Chac. Por trece días y trece noches el abuelo lloró. Por trece días y trece noches las cuatrocientas libélulas cubrieron a Ixchel y su canoa, como si su canoa fuera un ataúd y zumbaron y zumbaron.
En la treceava noche el abuelo les pidió a las libélulas, sí podrían llevar a Ixchel a los cenotes, las entradas del inframundo, de Xibalba. Por qué ya era hora de decir adiós.
En este momento las cuatrocientas libélulas se elevaron por el aire y para sorpresa del abuelo Ixchel se levantó llena de vida. Todos esos días y esas noches en que las libélulas habían estado zumbando, no lo habían hecho para llorar o despedir a Ixchel. Todo este tiempo le estaban llenando la vida.
Ixchel se levantó y subió a los cielos retomando su lugar como la diosa lunar de los mayas. Si se preguntan ¿qué le pasó a Chac y al buitre? bueno esas son dos historias diferentes. Pero los k’iche Maya que cuentan esta historia también te dirán: No subestimes el poder de una libélula. Una sola es rápida y fuerte, pero cuatrocientas libélulas unidas pueden hacer milagros.
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Muy bien queridos oyentes hablemos de la cultura de la cual esta historia proviene, los k’iche Maya. Los k’iche hacen parte de los mayas y el nombre k’iche significa el lugar de muchos árboles.
Según el último censo de la población en el 2011 los k’iche constituyen el 11% de la población en Guatemala. La mayoría viven en las tierras altas y hablan su propia lengua nativa y algo de español. Los k’iche al igual que otros grupos mayas y otros indígenas mesoamericanos comparten dioses y mitos similares. Sin embargo, en contraste con otras culturas mesoamericanas como los nahuas o mexicas los mayas tuvieron un mejor entendimiento del sistema aritmético, lo cual les permitió predecir eclipses.
Para hablar de los eclipses nos vamos a referir al libro El Conejo en la Cara de la Luna, Mitología en la Tradición Mesoamericana por Alfredo López Austin publicado por la Prensa de la Universidad de Utah, Salt Lake City.
Los cálculos matemáticos de los mayas eran mucho más avanzados que otras culturas mesoamericanas. Ellos rechazan la idea de que el oscurecimiento del sol suponía un riesgo. Por el contrario, convirtieron este evento en una regularidad matemática. Gracias a la creación de tablas lunares, los eclipses solares ya no eran accidentes celestiales. Por el contrario, eran eventos extraordinarios gobernados por leyes universales.
Sin embargo, esto no significa que no hubiera un cierto recelo al respecto. En otras palabras, predecir los eclipses le ayudaba a los sacerdotes mayas a evitar de manera precisa cualquier desgracia que el eclipse pudiera traer sobre la población.
Muy bien ahora hablaremos de los personajes. Para aclarar un poco sobre la cultura Maya, nos vamos a referir Al Completo Diccionario de Símbolos por Jack Tresidder, Editor General, Publicado por Chronicle Books en San Francisco. En el libro encontramos que la cultura Maya, el sol tenía un nombre diferente, Itzamná, quien era la deidad suprema del panteón Maya.
Itzamná también era conocido como la ¨La casa de la iguana¨ y era el creador de la escritura y de la enseñanza y era considerado como el primer sacerdote. Era representado como un rey o un escriba, o como un hombre viejo y en algunos casos también fue representado como una gran serpiente.
Ahora es el turno de Chac. Él era el dios maya del agua, la lluvia y los relámpagos. Era el guardián de las lluvias fertilizantes. Chac presidía sobre la agricultura y fue quien abrió la piedra y revelo el maíz escondido a los Mayas. Esta deidad también es relacionada con Tlaloc, la deidad mexicana de la lluvia que al igual que Chac e Itzamná era representado como un hombre viejo.
Para hablar del buitre nos vamos a referir al libro de Víctor Montejo, El Pájaro que Limpia el Mundo. En este libro el buitre se llama Usmiq. Su historia específicamente data de la primera inundación que sucedió en el mundo. Durante dicha inundación, los animales encontraron una casa en la cima de un monte. Después de esperar por un tiempo los animales notaron que las aguas del océano habían comenzado a bajar lentamente. Así que decidieron enviar al pájaro trompeta Ho Ch’ok para que explorará el horizonte y viera si había tierra disponible. El pájaro trompeta regreso con malas noticias así que los animales no tuvieron más remedio que esperar.
Cuando de nuevo notaron que las aguas del océano bajaban lentamente esta vez decidieron enviar a Usmiq. En su misión de exploración el buitre encuentro tierra disponible pero también encuentro animales muertos, y como tenía tanta hambre comenzó a comerlos. Sin embargo, cuando regresa a la casa, los animales se dieron cuenta del mal aliento del buitre y ahí es cuando Usmiq se encuentra en graves problemas.
Para finalizar este epílogo contare otra historia sobre Ixchel. La mayoría de las versiones que son más conocidas, son bastante diferentes a la que acabaron de escuchar. Así que les voy a contar brevemente una de estas otras versiones que la pueden encontrar en el libro La mujer que se transforma y sus hermanas, historias de diosas de alrededor del mundo por Katrin Hyman Tchana.
La historia nos dice que la joven Ixchel era una experta tejedora y que vivía con su abuelo. Un buen día el sol la vio tejiendo y le gustó tanto que quiso impresionarla. Así que el sol se fue de caza y mató un venado. Cuando lo trajo a la ventana de la muchacha, por supuesto Ixchel estaba admirada.
Al siguiente día cuando el sol sale a cazar de nuevo, se da cuenta de que los venados están escasos. Entonces tiene una idea. Usar la piel del venado que había matado el día anterior y llenarlo de cenizas. Al siguiente día cuando trajo el venado para mostrárselo a Ixchel, la muchacha estaba muy impresionada. Así hizo lo mismo día tras día.
Sin embargo, el abuelo comenzó a sospechar que había algo raro y le dijo a la muchacha que derramara agua enfrente de la casa para que de esa manera cuando el sol regresara cargando el venado, el sol se resbalara y así sabrían qué era lo que se estaba tramando. Y así fue. Al día siguiente cuando el sol regreso cargando el venado, se resbaló en el agua y la piel del venado explotó cubriendo el sol de cenizas.
El sol estaba tan avergonzado que se transformó en un colibrí. El abuelo le disparó al ave y está cayó atontada. La muchacha recogió el ave y la trajo a su cuarto. Cuando el sol recobró la conciencia se transformó de nuevo en un hombre y convenció la muchacha de que se escaparan. Cuando el abuelo se dio cuenta fue a pedirle ayuda a su amigo Chac. Chac accedió y salió en su búsqueda. Cuando Chac encontró a la pareja remando en una canoa bajo el río comenzó a lanzarles relámpago tras relámpago. Algunos de estos relámpagos golpearon a Ixchel hasta que el cuerpo de ella reventó en pedazos.
A continuación, el sol llamo a las libélulas quienes recogieron las gotas de sangre de la muchacha y las pusieron en 13 Troncos de madera vacíos. Luego el sol y las libélulas esperaron por 13 días. En el treceavo día el sol abrió cada tronco de madera, de los 12 primeros salieron serpientes, pero del último salió Ixchel viva.
Por supuesto los dos enamorados se fueron a vivir juntos y por un tiempo sus vidas eran maravillosas. Hasta que el hermano del sol, Xu Lab, La estrella de la mañana vino a vivir con ellos. Como Ixchel y Xu Lab se hicieron muy amigos, al sol le dieron celos. Y comenzó a hacerle reclamos a la muchacha. Un buen día, cansada de la situación Ixchel dejo al sol y se fue a vivir a la casa del rey de los buitres.
Allí ella se quedó por un tiempo, pero cuando el sol supo dónde estaba comenzó a pedirle a ella que regresara. Le pidió perdón tantas veces y le dijo tantas veces que iba cambiar que Ixchel decidió darle una segunda oportunidad y regresó a la casa con él.
Por un tiempo todo estaba muy bien, pero de nuevo un buen día, el sol comenzó a tener ataques de celos y un mal día golpeó a Ixchel tan fuerte en la cara que le dejó una marca. Convencido de que de esta manera ninguno de los otros dioses la volvería a mirar.
Por supuesto después de la golpiza, ella tuvo suficiente y abandono al sol para siempre. Y es por eso que cada día el sol sale a buscar a Ixchel por los cielos, pero nunca puede encontrarla porque ella sólo sale en la noche cuando él está dormido.
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Muy bien mis queridos amigos eso es todo por hoy, mi nombre es Carolina Quiroga Stultz y Tres Cuentos les aconseja que escojan muy bien a sus amistades y a sus amantes. En la siguiente serie de Tres Cuentos exploraremos unos fantasmas legendarios, como la llorona, el cadejo y el eterno vagabundo de la Pampa. Nos escuchamos pronto adiós.
Créditos musicales
The Poison Princess - Media Right Productions.
Chariots of War - Aakash Gandhi.
Please - Wayne Jones.
Scrapping the Sewer, Doug Maxwell, Media right Productions.
Intrigue – Max Surla
End of Time - Ugonna Onyekwe.
From Russia with Love - Huma-Huma.
It’s coming – Josh Kirsh, Media Right Productions
At Rest, Metaphysik y Gagool – Kevin McLeos
Air Prelude and At Rest by Kevin McLeod, Creative Common Attributions License.
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