La rivalidad entre dos hermanos por el amor de Pachamama, llevará a que el perdedor desate su furia y luego una terrible venganza sobre la familia. En el epílogo exploramos otras historias contadas acerca de estas dos deidades.
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Pachacamac y Wakon
Esta historia está basada en el texto escrito por Fran Gonzales (narradores del misterio.net) en julio de 2014. Adaptado por Carolina Quiroga-Stultz
En las tierras donde Inti, el sol, vuela por los cielos visitando el mundo como el magnífico y valiente Mallcu, el cóndor. Dónde gigantes una vez huyeron de cuevas y manantiales cuando el radiante dador de vida salió una mañana. En el mundo donde las montañas se mueven a su gusto por el paisaje, donde el espacio es tiempo y el tiempo es pacha; hace muchas eras comenzó una discordia entre dos dioses, dos hermanos: Pachacamac y Wakon.
Ambos dioses tenían el poder de crear y destruir, ambos habían probado sus habilidades en la batalla. Aun así, la hermosa Pachamama escogió a Pachacamac. Tan pronto como Wakon perdió el amor de la doncella y el apoyo de los otros dioses, el perdedor fue expulsado del Hanaq Pacha, del mundo superior.
Los celos y la rabia hicieron que el perdedor desatara una furia destructiva sobre nuestro mundo terrenal, el Kay Pacha. Grandes desastres sacudieron la tierra. Sequías e inundaciones trajeron muerte, devastación y hambre. En su dolorosa derrota, Wakon se llevó las aguas. Este acto vengativo fue un ataque directo a la decisión de Pachamama. Si antes Pachamama había gobernado sobre una naturaleza abundante y hermosa ahora sólo podía gobernar sobre un desierto. Movido por el estado triste y huérfano del Kay Pacha, Pachacamac resolvió intervenir.
Pachacamac y Pachamama descendieron del Hanaq Pacha hacia la tierra y una segunda batalla mortal fue peleada. En cada golpe la tierra tembló, en cada caída de alguno de los combatientes, el Kay Pacha se estremeció de miedo. Wakon se enfrentó a su hermano decidido a matarlo. Por mucho tiempo los dioses pelearon, por mucho tiempo las montañas de los andes temieron desmoronarse.
Aun así, por segunda vez Wakon fue derrotado. Esta vez, el perdedor fue condenado a vagar por las penumbras de paisajes extraños y lejanos. Condenado a nunca regresar. Mientras Wakon con rabia y tristeza se va, las aguas del mundo regresan y la naturaleza respiró de alivio. Por un buen tiempo la paz reino sobre la tierra gracias al liderazgo y las enseñanzas de Pachacamac y Pachamama.
El tiempo pasó y la feliz pareja tuvo mellizos. Un niño y una niña, llamados los Willcas, pero una mala fortuna les esperaba. Cuando los mellizos estaban aún pequeños su padre murió. Un día, subiendo una montaña rocosa Pachacamac se resbaló y cayó en las profundas aguas de Lurín. Pachacamac se ahogó, pero su cuerpo se transformó en una isla. Pachacamac quien era la luz del mundo se extinguió. Las tinieblas envolvieron al Kay Pacha, y la viuda y sus hijos fueron condenados a vagar por la oscuridad.
Con cada paso la familia se adentraba en lo desconocido, tratando de mitigar el dolor, de mitigar la perdida y la ausencia de su protector, de su proveedor, de su luz. Por mucho tiempo vagaron por las tinieblas. Siempre temiendo, escondiéndose, peleando contra terribles monstruos que trataban de cortarles el paso a la vuelta de cada montaña.
Un día cuando saciaban su sed en las aguas de un lago, la familia por fin tuvo un respiro. Arriba en la cueva de la montaña, en las alturas de Canta, el niño Willca vio un resplandor de luz y dijo:
Niño Willca: mi padre muerto puede estar allí
Mientras se acercan la oscuridad les cierra el paso, haciendo que el resplandor sea más luminoso y esperanzador. A cada paso hacia la luz, monstruos y animales salvajes los esperan. El camino es peligroso. El miedo quiere apoderarse de ellos, pero Pachamama sigue adelante con esperanza. Están tan cerca, Pachamama alienta a sus hijos a continuar. Ellos han escalado montañas, cruzado valles y arroyos este no es el momento de darse por vencidos. Sin embargo, sus cuerpos ya no aguantan, están exhaustos y desesperados. Es por eso que aquel resplandor parece prometer descanso y calor. Pero si tan sólo ella supiera que dicho resplandor es tan sólo una ilusión que los llevará a una trampa.
Al final después de un largo y peligroso viaje la familia alcanza la luz. En ese momento de la montaña sale un hombre medio desnudo. Todo sucio y desgarbado, pero con una gran sonrisa los invita a entrar. Pachamama no lo reconoce. La verdad es que la familia está tan hambrienta y la amable promesa de papas guisadas y descanso, descartó cualquier sospecha.
Por primera vez en mucho tiempo en medio de esa terrible odisea Pachamama y sus hijos se sientan alrededor del fuego y se calientan. Pachamama baja su guardia y comienza a contarle a su anfitrión todo lo que les ha sucedido. Si tan sólo la tristeza y el desespero por encontrar consuelo no le hubiera engañado los sentidos, Pachamama hubiera reconocido y prevenido la mala fortuna que le esperaba. El cándido anfitrión no era otro que el pretendiente que alguna vez fue rechazado. El mismo que había traído destrucción con su furia, Wakon.
Tan pronto como se da cuenta de quién ella es, Wakon finge simpatía por la triste historia de esta familia y los invita que se queden con él. Que maravilloso golpe de suerte, piensa Wakon. Ahora todo lo que tiene que hacer es planear su venganza.
Al siguiente día el anfitrión ha diseñado el primer plan para descargar su odio. No hay agua en la cueva, por lo tanto el niño y la niña deben ir a recogerla. De esa manera tendrán algo que hacer. Los Willcas aceptan el encargo sin sospechar el engaño que los hará retrasar la tarea. La jarra que llevan tiene una grieta. Les tomará varios intentos darse cuenta de que jamás podrán llenar la jarra con agua. Cuando regresan a la cueva su madre ya no está.
Según el anfitrión ella se fue a un pueblo cercano y regresara más tarde. La verdad es que después de que los niños se fueron, Wakon le insinuó a Pachamama que se acostaran. Sin embargo, al ser rechazado por segunda vez el perdedor revive una herida que jamás sano. El rencor, el odio y la ira inyectados en sus venas lo llevaron a golpear a Pachamama una y otra vez, y otra vez hasta que murió.
Cuando el acto macabro había sido consumado, Wakon que aun deseaba poseer a Pachamama decidió devorarla miembro a miembro. La triste alma de Pachamama dejo su cuerpo desmembrado y se convirtió en una montaña cercana. Cuando los Willcas regresaron y se enteraron de la noticia de que su madre ya no estaba, comenzaron a llorar.
Sin embargo, a pesar de la mala fortuna, no todo estaba perdido pues los animales decidieron intervenir. El Huaychao, la pequeña ave que anuncia las próximas muertes, decidió ayudar a los Willcas. El Huaychao fue a la cueva mientras el anfitrión dormía y les contó a los Willcas lo que realmente le había sucedido a su madre.
Luego el Huaychao les revelo el plan de escape. Los Willcas escucharon con atención y siguieron su consejo. Primero debían ganar tiempo mientras que el anfitrión dormía, el niño y la niña ataron la larga cabellera del caníbal a las rocas. Esperando que las rocas-ancestros o Huancas, lo retuvieran por un tiempo, para que los Willcas pudieran ganar buena ventaja.
Poco después los niños dejaron la cueva en la montaña sin saber exactamente para dónde ir.
Cuando Wakon se despertó estaba furioso. Desató sus cabellos y comenzó a perseguir a los Willcas. A pesar de que los niños tenían ventaja, Wakon era un gran corredor y conocía al terreno como la palma de su mano.
Mientras tanto, Pachamama sólo podía observar desde su montaña impotente y angustiada. Pronto los Willcas se encontraron con Añas, la zorra, quien se sintió mal por los Willcas y les ofreció un resguardo seguro en su cueva. Mientras los niños estaban escondidos, escucharon con temor los pesados y furibundos pasos de Wakon que se acercaban.
En el camino, Wakon se encontró con diferentes animales, el cóndor Mallcu, el jaguar y la serpiente. Y cada vez que Wakon les preguntó por el paradero de los niños, cada animal movió su cabeza de lado a lado pretendiendo no saber dónde estaban.
Cuando al final Wakon se encuentra con Añas, la zorra, los Willcas ya han concedido un plan y la astuta Añas ha acordado ayudarles. La zorra le dice al perseguidor que ella ha visto a los niños pasar y correr bien lejos, pero hay una forma de divisarlos. Todo lo que tiene que hacer es escalar una montaña rocosa y mientras lo hace debe asegurarse de llamarlos, cantándoles una canción.
¡Pero qué gran sugerencia! pensó Wakon. El cazador comenzó a escalar la montaña y a cantar. Pero al mismo tiempo que lo hace la oscuridad comienza a envolverl y aunque él conoce muy bien estas tierras, se olvida que las montañas y las rocas tienen su propia voluntad.
Añas le había pedido a las Huancas, los ancestros, que hagan parte del plan. Es por eso que más arriba de la montaña a Wakon, pacientemente lo espera una roca-ancestro, para rectificar los pasados agravios.
Cuando Wakon pisa la roca, la huanca ancestro hace que el cazador pierda el balance. Wakon cayó al abismo. Con su caída terribles terremotos sacudieron la tierra, estremeciendo al Kay Pacha.
Los Willcas ahora están a salvo. Añas los invita a quedarse con ella y los alimenta de su propia sangre.
Los días pasan y aunque los niños están agradecidos con la zorra, aún siguen muy tristes por la pérdida de sus padres.
Un día los Willcas estaban en el campo sacando papas de la tierra, cuando de repente jalaron una Oca grande, un tubérculo en forma de dedo que parecía como una muñeca pequeña. Contentos con el descubrimiento el niño y la niña comenzaron a jugar con la oca hasta que se desbarató en pedazos.
Desconsolados, los Willcas comenzaron a llorar y llorar, y lloraron tanto que se quedaron dormidos. Mientras dormían la niña tuvo un sueño. Cada vez que ella tiraba su sombrero en el aire, el sombrero no regresaba, por el contrario, se quedaba suspendido en el aire.
Cuando los Willcas se despertaron, la niña le contó a su hermano el sueño que había tenido, pero ninguno pudo entender que significaba. Confundidos y sin saber qué hacer los Willcas se quedaron sentados en el campo. De repente, ambos vieron dos sogas descolgando del cielo. Curiosos, la niña y el niño comenzaron a subir por las sogas.
Subiendo y subiendo los Willcas llegaron al Hanaq Pacha, el mundo superior, donde fueron recibidos por su padre con brazos abiertos. Pachacamac recompensó la valentía de sus hijos transformándolos en cuerpos celestes. El niño se convirtió en el sol, Inti, y la niña en la luna, Killa. De esta manera el Kay Pacha, nuestra tierra, comenzó a tener días y noches.
La lealtad de Pachamama fue recompensada con lluvias para que de esta manera ella pudiera seguir gobernando sobre una naturaleza abundante. ¡Ah! y no nos olvidemos de los animales. A la zorra Añas, le fue dada la habilidad de encontrar los mejores escondites para sus hijos, así como ella lo había hecho por los Willcas. Al jaguar le fue dado el título del rey de los arroyos y del bosque. El cóndor Mallcu, se convirtió en el señor de las alturas y a la serpiente le fue dado el veneno para que se pudiera defender de sus enemigos. Finalmente, el pájaro Huaychao, ahora no sólo anuncia las próximas muertes, también anuncia el amanecer.
Epílogo Pachacamac
Muy bien mis queridos amigos y amigas es hora de hablar sobre la historia. En la región de los Andes encontramos dos zonas distintas, las tierras altas y las tierras bajas. El mito que acaban de escuchar parece proceder de las tierras bajas, es decir de la región costera.
En el libro Guerreros, Dioses y Espíritus de la Mitología de Centro y Sur América, escrito por Douglas Gifford, ilustrado por John Sibiu, encontramos que los valles andinos habían sido habitados por miles de años.
En la zona han sido encontrados fragmentos de vasijas que datan entre el año 3800 y 1800 AC. Esto nos indica que la zona ha sido habitada por culturas muy antiguas. Entre el año 600 y el año 100 antes de cristo, existió en la región una cultura llamada Chavin, la cual influencio a otras culturas con su arte, sus textiles y sus artesanías.
Sin embargo, para el año 900 después de cristo el pueblo más influyente en la zona fue la cultural Chimu. Cuya capital Chan Chan fue construida cerca de Trujillo al norte de Perú y se extendía por 10 millas cuadradas en templos, palacios y casas. Los Chimu gobernaron sobre los valles vecinos y fueron tan poderosos que organizaron la construcción de un complejo sistema de irrigación que conectaba valles adyacentes.
Los dioses de la cultura Chimú, incluían al gran creador Pachacamac y cuando los Incas finalmente conquistaron a los Chimó, cerca del año 1460 d.c, los Incas incorporaron a Pachacamac dentro de su panteón de deidades. Pronto Pachacamac se convirtió en un dios tan importante en la religión Inca, que la festividad nacional del solsticio de verano estaba dedicada a él.
De la serie de libros Manuales de la Mitología del Mundo, en el Manual de Mitología Inca por Paul R. Steele con la asistencia de Catherine J. Allen publicado por ABC Cleo; Pachacamac es representado con un gran rango de atributos y confronta a una gran variedad de personajes mitológicos. Aparentemente, Pachacamac tenía varias esposas y dos de ellas era Mama Urpaiwachac y Pachamama.
Bueno ahora hablemos de la compleja relación entre Pachacamac, Wakon, Vichama y el sol. Estos dos últimos no fueron mencionados en la historia, pero después de que escuchen lo que voy a decir van a entender porque hacen parte de este grupo de deidades. Al parecer el nombre y personaje de Wakon es una versión posterior a un antiguo dios conocido como Con. Con, parece haber sido una deidad creadora que tenía una relación con el sol.
Antonio de la Calancha en 1638 nos dice que había una deidad norteña costal y su nombre era Con, quien había creado la primera raza de humanos. Al parecer Con desapareció cuando Pachacamac llego al mundo. Cuando Pachacamac, hijo del sol llego al mundo convirtió a los hombres que encontró, quizás los que Con había creado, en monos, zorros y otros animales, y luego creo a un hombre y una mujer. Pero como no les dio ningún alimento el hombre murió.
La mujer comenzó a rezar al sol. El sol no le respondió directamente, pero con sus rayos impregno a la mujer, quien luego tuvo un hijo. El medio hermano de Pachacamac. Por su puesto a Pachacamac no le gusto eso para nada y lleno de rabia mató al bebe desmembrándolo.
Cada miembro fue plantado en diferentes lugares y de cada parte creció comida. Los dientes produjeron maíz, las costillas y los huesos produjeron yuca y tubérculos; y de su carne, salieron vegetales y arboles de frutas. Por supuesto el sol reprocho lo que Pachacamac le había hecho al recién nacido, así que tomando el cordón umbilical del niño el sol creo otro hijo, y lo llamo Vichama.
El sol y su nuevo hijo se fueron de viaje, ausencia que Pachacamac aprovecho para matar a la madre de Vichama dejando su cuerpo a la merced de cóndores y buitres. Acto seguido Pachacamac creo una pareja ancestral cuya descendencia comenzó a multiplicarse. Cuando Vichama regreso y encontró a su madre muerta, Vichama convirtió a las personas que Pachacamac había creado en piedras, hoy conocidas como Huancas o lugares sagrados.
Finalmente, Vichama le pidió a su padre, el sol, que creara una nueva raza de hombres. Inti, el sol le dio a Vichama tres huevos. Uno de oro, otro de plata y otro de cobre. Del huevo de oro salieron los reyes y jefes locales. Del huevo de plata salieron las mujeres de gran estatus y del huevo de cobre salió el pueblo.
El autor Rostoworowski sugiere que la confrontación inicial entre Con y Pachamac representa una conciencia histórica de un conflicto entre un grupo costero y los habitantes de las tierras altas. Y yo me atrevería a decir que lo mismo se puede leer a partir de la rivalidad entre Pachacamac y Vichama. Lo cual puede haber sucedió mucho tiempo después.
Con puede haber representado culturas anteriores como los Paracas y los Nazca, lo cual explica porque los Chimu quienes tenían a Pachacamac como su dios principal, vieron a Con como un agresor o enemigo, porque el era dios de los Paracas y Nazca.
En otras palabras, el reemplazo de Con por Pachacamac representa el decline de los cultos de las regiones sureñas.
Así como escuchamos la historia de los Chichimecas, esta es una historia en la cual una cultura llega y se toma la zona. Y luego otra llega y hace lo mismo y comienzan a construir capa sobre capa de diferentes culturas, absorbiendo las anteriores y dando una interpretación diferente a los dioses de las culturas que conquistaron.
En otras palabras, el mito que escucharon describe como una cultura destrono a otra, y como solo los victoriosos acaban contando la historia oficial, en este caso los Chimu y luego los Incas. Con el tiempo Pachacamac, la deidad principal acabo siendo representado como un mártir y héroe de su historia.
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Muy bien amigos eso es todo por hoy, mi nombre es Carolina Quiroga-Stultz. Tres Cuentos les aconseja que es mejor tener buenas relaciones con sus familiares y asegurarse de contar su historia a sus hijos para que no sean otros los que se la cuenten. En el siguiente episodio veremos cómo los celos y el aburrimiento llevarón a un dios a casi destruir a una diosa inocente.
Nos escuchamos pronto, adiós.
Créditos de las Canciones
Eyes of Glory - Aakash Gandhi
Nemesis - ALBIS,
At Odds - SYBS.
The evening of departure by Twin Musicon, Creative Common Attribution License.
Realization - Hanu Dixit.
Bittersweet - SYBS.
Time Passing - Audionautics, Creative Common Attribution License.
The_Heartache -Ugonna Onyekwe
Reconciliation -Asher Fulero
Punulla Waway a Quechua Lullaby, Anonymous.
Undercover - Wayne Jones.
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