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18 - Cuento


Un rey Inca esta desesperado por encontrar una cura para la enfermedad de su hijo. El rey le pedirá a sus súbditos que encuentren las aguas sanadoras del lago que está al final del mundo. Muchos irán en su búsqueda, pero sólo uno tendrá lo que se necesita para llegar tan lejos. En el epílogo hablamos de los orígenes y la historia del lago Titicaca.


Cuento:

Cole, Joanna. (1983) Best-Loved Folktales of the World. Anchor Books: United States.












El lago mágico

Adaptación por Carolina Quiroga.


Hace mucho tiempo vivía un rey inca que era sabio y poderoso, pero se estaba haciendo viejo. El Inca tenía un hijo que era poderoso y joven, pero estaba enfermo. Con el paso de los años la salud del príncipe no mejoraba y ninguno de los doctores de la corte había podido encontrar una cura para dicha enfermedad.


Una noche cuando el Inca se sentía desesperado y agobiado por el futuro de su hijo y de su imperio, fue al templo de sus ancestros y se arrodilló frente a las llamas del fuego eterno y allí levantó plegaria.


Rey: ancestros pronto estaré con ustedes, pero ahora me aflige el pensar que no hay nadie que pueda cuidar a mi gente, que no hay nadie que pueda ayudarle a mi hijo ¿Por favor ancestros decidme cuál es la cura a su enfermedad?


En este momento las llamas del fuego eterno se levantaron y el Inca escuchó una voz que decía:


Ancestros: ¡el príncipe sanará cuando beba las aguas del lago mágico que esta al final del mundo!


En ese momento las llamas del fuego eterno se consumieron. Cuando el Inca miro hacia abajo las cenizas parecían cubrir algo. El rey removió las cenizas y allí encontró una jarra de oro y como el Inca era sabio entendió que debía llenar esa jarra dorada con las aguas del lago mágico.


Ahora les hago una pregunta: ¿creen que este rey quien era poderoso y sabio, pero se hacía viejo o su hijo que era joven, pero estaba enfermo, creen que alguno de ellos podrían salir en busca de ese lago mágico al final del mundo?


De poder, podían, pero no era lo más recomendable. Así que el rey envío mensajeros por todo su reino llamando a los valientes para que fueran en busca de aquel lago mágico donde las aguas tocaban los cielos.


Sin embargo, aunque muchos fueron todos regresaron con sus copas vacías.

Sin darse por vencido el Inca envío de nuevo mensajeros y ésta vez prometía una recompensa.


Sucede que en el valle cerca de Cusco donde se hallaba el palacio del Inca, vivía un pobre labrador, quien tenía una esposa, dos hijos y una hija pequeña.


Un día el mayor de sus hijos regresó a casa y dijo: ¡Tata, Tata, ¡padre déjanos ir en busca de ese lago mágico! Regresaremos antes de la nueva luna para ayudarte con el cultivo del maíz y de las papas. ¡Sólo piensa en la recompensa!


Pero el padre no quería que fueran: no, no, no, ustedes no van a ir por allá, ¡pueden acabarse encontrando con supays o demonios que tomen el control de sus almas y sus mentes y les hagan hacer cosas que no deben! ¡No, no, no!


Pero la madre o Tayka interrumpió: la verdad es que yo no veo nada malo en que mis muchachos vayan en busca de ese lago mágico. Ellos son valientes e inteligentes y pueden cuidarse el uno al otro. Además, es nuestro deber ayudar al Inca.


Al final el padre cedió y la familia se unió en un abrazo y con cariño y esperanza los padres y la niña se despidieron de los dos muchachos.


Los jóvenes viajaron por meses escalando cordilleras montañosas, siempre pensando que habían escalado la última, pero siempre aparecía una más. Atravesaron desiertos, bosques y ciertamente encontraron muchos lagos, pero no encontraron el lago mágico que quedaba el final del mundo cuyas aguas tocan el cielo.


Finalmente, cansado de tanto caminar el más joven de los hermanos imploró: hermano deberíamos regresar, con seguridad nuestro padre nos necesita y parece que jamás encontraremos ese lago. ¡Estoy seguro de que ni siquiera existe! ¡Regresemos!


Sin embargo, el hermano mayor llevaba un tiempo pensando en un plan: tienes razón hermano, deberíamos regresar, pero antes de hacerlo que tal si llenamos nuestras copas con las aguas de dos lagos diferentes. Llevamos las aguas al palacio, se las presentamos al Inca y si el príncipe las bebe y se mejora, lo habremos logrado.


Y si no se mejora, quizá el rey nos dé parte de la recompensa por haber lo intentado.

Sin tener una mejor idea el hermano menor accedió y ambos fueron a recoger las aguas de dos lagos diferentes. Cuando llegaron al palacio, el rey contento y esperanzado, y llamó a su hijo.


Inca: ¡Churi! Hijo ven, ven que estos dos hermanos han traído las aguas del lago mágico, ¡Pronto tu salud habrá mejorado! ¡Ahora ve y bebe!


El príncipe se acercó lentamente al mayor de los hermanos quien le entregó su copa. El príncipe tomó un sorbo y tosió. Luego se giró hacia su padre y dijo: ¡no siento nada padre!


Inca: bueno no te quedes ahí parado, ve y bebe de la otra copa.


El príncipe obedeció y después de tomar un sorbo de la segunda copa, tosió y dijo:

¡no siento nada padre!


Rey: ¡pero qué extraño! Por supuesto ya lo recordé, lo que sucede es que debes beber las aguas directamente de la jarra de oro. ¡Sirvientes tráiganme la copa!


Una vez el rey tuvo la jarra en sus manos dijo: ¡Churi! ¡Hijo por qué no tomas un descanso, siéntate allí que yo me encargo de esto! Muy bien, usted el mayor de los hermanos, viérta las aguas de su tasa en la jarra dorada.


Pero mientras el joven vertía las aguas estas desaparecieron. El rey confundido dijo: ¡pero qué extraño! Muy bien usted vierta las otras aguas desde su copa en la jarra dorada.


Pero de nuevo las aguas desaparecieron. Era como si la tasa de oro no pudiera contener aquellas aguas. El rey impaciente llamó al mago de su corte: al parecer esta jarra de oro tiene un hechizo. ¿Puede usted deshacerlo?


El mago que había visto lo que había sucedido y sospechaba sobre las verdaderas intenciones de los hermanos se acercó al rey y le susurró: Inca, yo creo que la jarra de oro está tratando de decirle algo.


Rey: ¿decirme algo? ¡Ah ya entiendo! ¡Ustedes han tratado de engañarme! Soldados lleven a estos hermanos a los calabozos. Encadénenlos y oblíguenlos a tomar de esas falsas aguas mágicas hasta que no tenga nada más que beber.


En poco tiempo las noticias sobre la desgracia de los hermanos viajaron por todas partes. Sin darse por vencido el Inca de nuevo envió mensajeros por todo su reino pidiendo que alguien trajera las aguas del lago mágico antes de que su hijo fuera reclamado por la muerte.


¿Y quién creen que escucho las noticias esta vez? ¡Por supuesto la pequeña niña! Su nombre era Súmac y ella estaba fuera atendiendo su rebaño de llamas cuando escucho la trompeta imperial y el mensaje del rey. Sin perder tiempo la pequeña corrió donde sus padres y les imploró que la dejaran ir.


Súmac: ¡por favor tata padre déjame ir en busca de lago, si tengo éxito podré ayudar a mis hermanos e incluso salvar el príncipe!


Padre: ¡de ninguna manera! ¡Tú eres muy joven! Además, ya viste lo que les pasó a tus hermanos, los supays, ¡esos espíritus malignos debieron haberles obligado a mentir!


Súmac: Tata, Tayka, ¡por favor! ¿Acaso ustedes no harían cualquier cosa por ayudarme? ¿Aunque estuviese enferma?


Por supuesto después de tan convincente argumento la madre y el padre accedieron. Inmediatamente la niña fue al corral a preparar su mascota favorita para el viaje. La llama cargaría las provisiones necesarias y le haría compañía.


Mientras tanto su madre le preparó una bolsa tejida con comida y bebida, maíz tostado y una jarra de chicha, la bebida que se cocina con maíz machacado.


Una vez todo estaba listo, la familia se dio un fuerte abrazo, tata y tayka, padre y madre despidieron a su valiente hija.


La primera noche la pequeña durmió en compañía y al calor de su mascota, pero la segunda noche fue interrumpida con el rugido de una pantera. Temiendo que si continuaban juntas Súmac pondría en peligro a su llama, la pequeña le indicó a su mascota el camino de regreso a casa y la urgió a partir.


Esa noche la pequeña subió a un árbol y pasó la noche sin peligro durmiendo en una de las ramas más grandes y gruesas.


A la mañana siguiente cuando la niña se despertó escucho las voces de tres gorriones posados en otra rama del árbol, y ellos hablaban sobre ella.


Gorrión 1: quack! quack! ¡Pobre pequeña! ¡Jamás! ¡Nunca va a encontrar ese lago mágico!

Gorrión 2: ay, pero si se ve lo más de tierna! ¡Hasta me siento mal por ella!


Gorrión 3: creo que deberíamos ayudarla!


Al momento que escuchó eso Súmac interrumpió la conversación.


Súmac: perdóname por interrumpir su conversación y dormir en su árbol. Anoche una pantera me seguía. Por favor si ustedes saben cómo puedo ayudar a mis hermanos que están en los calabozos y al príncipe que está muy enfermo les quedaría muy agradecida.


Gorrión 1: quizás te ayudemos o quizás no! ¿Primero veamos que tienes para ofrecer? ¿Qué traes en tu bolsa?


Súmac es comida y una bebida que mi madre me empaco para el viaje.


Gorrión 1: Ah!


La pequeña entendió que los gorriones deseaban la comida. Les ofreció la bolsa, e inmediatamente se comieron todo de un solo bocado, luego el líder de los gorriones dijo: ¡Ahora escucha con atención! Cada una de nosotras te dará una pluma y debes sostenerlas todas juntas en una mano como si fuera un abanico. Nuestras plumas te darán poderes mágicos que te llevarán donde quieras ir. Y si por casualidad te encuentras en peligro todo lo que debes hacer es sostener el abanico mágico entre el peligro y tú, y verás cómo se hace cargo.


A continuación, cada gorrión levantó un ala y buscó aquella pluma mágica que tenía escondida y se la dio a la pequeña. Ella las juntó como un abanico y las amarró con el cintillo de su cabello para que no se fueran a perder. Luego abrió las plumas y dijo: ¡Por favor llévame al lago mágico que queda al final del mundo donde las aguas tocan el cielo!


En el momento en que pronunció dichas palabras la pequeña sintió como se elevaba por los aires, como si ella misma fuera una pluma y viajó por arriba de los árboles y las montañas. En su viaje vio las cimas nevadas de las montañas de los andes, la cordillera más larga del mundo. Finalmente, así como había ascendido a los cielos, bajó lentamente en un lugar que jamás había visto.


Frente a ella estaba aquel lago mágico que destellaba encanto. Sin duda sus aguas tocaban los cielos. Ella estaba al final del mundo. Sin pensarlo dos veces ajustó su abanico en su cinturón y corrió hacia la orilla del lago.


Pero en ese momento cayó en cuenta qué había olvidado traer consigo la jarra que su madre le había empacado. ¿Recuerdan que ella le entregó su bolsa con la comida a los gorriones? Ahora ya no tenía nada con que recoger las aguas.


Sin embargo, cuando pensó que debería pedirle al abanico mágico que la llevara de regreso al bosque, las arenas bajo sus pies comenzaron a moverse y a revolverse, y de repente de la arena salió una jarra de oro. Tal cual como la que el rey tenía en su palacio. Ahora Súmac ya no necesitaba regresar al bosque.


Contenta con su suerte recogió la jarra y se encaminó a las aguas. Pero en ese momento escucho un violento chapoteo. La pequeña levantó la mirada y se encontró con los furiosos ojos de un gigantesco cocodrilo que agitó su larga cola haciendo levantar las aguas por los aires. Luego el muy enojado cocodrilo dijo: ¡lárgate de mí lago, si no lo haces te comeré de un bocado!


La pequeña no supo qué hacer, pensó que ese era su final, pero luego recordó la voz del gorrión que la urgía a usar las plumas para defenderse. Así que sacó el abanico mágico de su cinturón y lo puso frente a ella y en el momento en que lo hizo el cocodrilo cerró los ojos, se quedó dormido y se hundió en las aguas.


Antes de que pudiera recuperarse de semejante susto, por encima de ella Súmac escuchó un silbido estruendoso. Miró arriba y se encontró con una gigantesca serpiente voladora. Los ojos de la serpiente echaban chispas de furia.


Serpiente: ¡lárgate de mí lago, si no lo haces te tragaré de un bocado!


De nuevo la pequeña sostuvo el abanico de plumas mágicas frente a ella y en el momento en que lo hizo la serpiente cerró sus ojos y lentamente cayó sobre la arena, cerrando sus alas se acurrucó y comenzó a roncar.


Súmac respiró profundamente antes de intentarlo por tercera vez, pero de repente escuchó un murmullo detrás de ella. Cuando se giró vio que por lo bajo se dirigía lo que parecía ser una nube oscura. El murmullo se hizo más fuerte y la nube se hizo más grande y oscura. Pronto la pequeña se dio cuenta que era un ejército de furiosas hormigas que la rodeaban de forma amenazante.


Hormigas: ¡lárgate de nuestro lago, si no lo haces te morderemos por todos lados!


Rápidamente Sumac puso el abanico mágico frente a su rostro sin saber si las plumas la protegerían de tantas hormigas peligrosas que venían de todas las direcciones. La pequeña cerró los ojos asumiendo lo peor. Pero en unos momentos el murmullo cesó cuando abrió los ojos las hormigas dormían profundamente.


Antes de qué alguna otra criatura viniera reclamar el lago, la pequeña se apuró a llenar la jarra de oro con las aguas del lago mágico y mientras sostenía el abanico frente a su rostro con la otra mano dijo:


Súmac: ¡Por favor llévame pronto al palacio!


Sin perder tiempo el abanico mágico la llevó frente al palacio. Y frente a ella de pie y muy serio la miraba un soldado. La pequeña que aún no se había recobrado de su aventura dijo con una voz trémula: ¡Por favor necesito ver al Inca!


Soldado: ¿Para qué deseas ver al rey?


Súmac: ¡Traigo las aguas del lago mágico!


Soldado: ¡Por supuesto! ¡Sígueme!


En pocos minutos la pequeña fue llevada a una habitación donde sólo existía la tristeza. El rey caminaba de lado a lado desesperado sin saber qué hacer. La reina lloraba y el príncipe yacía sobre una amplia cama. Sus labios están secos, su piel estaba pálida y blanquecina, y cuando la pequeña miro con atención vio cómo el alma del príncipe comenzaba a dejar el cuerpo.


Sin desperdiciar una palabra, la pequeña corrió hacia la cama del príncipe y le dio de beber unas cuantas gotas del agua mágica. Segundos después los labios del moribundo ya no estaban secos. De repente el príncipe abrió los ojos y susurro con una voz aún débil: ¡más!


Súmac le dio de beber al príncipe otro sorbo. Después de unos minutos el príncipe se sentó en la cama, sus mejillas recobraron color y tomo más agua. El rey y la reina estaban contentos y agradecidos.


La pequeña les contó acerca de su aventura y ellos elogiaron su valentía. Al final el rey dijo: pequeña te digo con honestidad que todas las riquezas de mi imperio no pueden pagar este valeroso acto, tú has salvado la vida de mi hijo, has salvado mi familia y al imperio. Pide lo que quieras que te será concedido.


Con algo de temor la niña dijo: ¡Generoso Inca tengo tres deseos!


Inca: ¡Dime, lo que pidas será tuyo!


¿Y cuál crees que fue el primer deseo que ella pidió? Por supuesto sus hermanos

Súmac: primero me gustaría que liberara a mis hermanos y los regresara a mis padres.


Aprendieron su lección y estoy segura de que jamás volverán a mentir.


Inca: ¡guardias liberen a los hermanos de inmediato! ¿Qué más deseas niña?


Súmac: ¡me gustaría regresar estas plumas mágicas a los gorriones que me las prestaron, estoy segura de que deben extrañar sus plumas!


En este momento todos aquellos dentro de la habitación vieron como las plumas volaron por el aire y dieron un giro antes de salir por la ventana.


Inca: ¡Al parecer tu deseo ha sido cumplido! ¿Cuál es tu tercer deseo?


Súmac: ¿Podría darles a mis padres un rebaño de llamas, alpacas, y vicuñas? Lo suficientemente grande para que no vuelvan a ser pobres y de esa manera mis hermanos y yo podremos cuidarlos.


Inca: ¡Muy bien, concedido! ¡Estoy seguro de que tus padres jamás se consideraran pobres con una hija tan valiente!


Finalmente, Súmac estaba lista para iniciar su regreso a casa, cuando el príncipe dijo: ¿Te quedarías con nosotros?


Inca: ¡Por supuesto quédate con nosotros! Aquí tendrás todo lo que necesitas, ¡haremos todo lo posible por hacerte feliz!


Súmac: Gracias, pero yo debo regresar a mis padres y mis hermanos. Los extraños y sé que ellos me extrañan. Desconocen mi paradero y no saben nada acerca de mi aventura, porque yo vine directamente a su palacio.


La familia real no trato detener a la pequeña. El rey simplemente dijo: ¡Mi guardia especial se asegurará de que llegues sana y salva a tu hogar!


Cuando la pequeña regresó a casa se dio cuenta de que sus deseos habían sido hechos realidad. Sus hermanos la esperaban junto a sus padres. A su padre se le había concedido varias tierras ricas para la agricultura. Y todos los animales que ella había pedido ya habían sido traídos. Llena de júbilo Súmac corrió hacia los brazos de sus padres.


Se dice que la jarra de oro que la pequeña trajo jamás estuvo vacía. Cada vez que alguien tomó agua de la jarra esta mágicamente se llenó. De esta manera el príncipe y sus descendientes jamás sufrieron de otra enfermedad y el reino permaneció fuerte por muchos años.


Hasta que los conquistadores españoles llegaron. Se dice que hoy día la jarra de oro está enterrada en las profundidades del lago mágico. Aquel lago al final del mundo, al cual solo Súmac pudo llegar.


Y colorín colorado este cuento se ha acabado.


Epílogo


Muy bien mis queridos oyentes hablemos sobre el lago Titicaca. El cual no fue mencionado en la historia, pero sospecho que tiene algo que ver con ella. Para muchos el lago Titicaca ha sido donde los dioses se han encontrado personajes míticos que han surgido y sus aguas guardan secretos que pueden sanar o destruir.


El lago Titicaca es una maravilla geológica que se formó antes de la era de hielo. Aproximadamente 60 millones de años. El lago se formó cuando masivos terremotos sacudieron las montañas de los Andes dividiéndolas en dos y formando un hueco que eventualmente se llenó de agua cuando los glaciares se descongelaron, creando cuerpos de agua y eventualmente ríos y el inmenso lago Titicaca.


De acuerdo con una de las leyendas de origen de los incas, el primer Inca Manco Cápac y su esposa Mama Ocllo surgieron de las profundidades del lago Titicaca de una sagrada roca ubicada en la isla del sol y de allí comenzaron a buscar un lugar dónde fundar su imperio. Es así como el lago Titicaca se convirtió en un lugar sagrado para los incas.


Se dice que el lago Titicaca fue cuna de otras civilizaciones antiguas del Perú. Entre ellas se cuentan la cultura Puraka quienes se asentaron en las fértiles tierras alrededor del 200 a. C. Y un milenio después surgió la cultura Tiwanaku que se extendió a través del altiplano y en Bolivia.


Otras tribus guerreras como los Aimaras y los Collas también emergieron con el tiempo, pero fueron absorbidos por los Incas. Es por eso que se dice que los Incas lograron la unificación de muchas culturas al extenderse dentro de sus tierras, anexándolos de alguna manera u otra y así fue como formaron el imperio Inca.


En la actualidad la tribu de los Uros es quien lleva habitando el territorio alrededor del lago Titicaca por cientos de años.


Los Uros son el resultado de la mezcla de los Aimaras y los Quechuas, y aún hablan la antigua lengua aimara.


Se cree que el nombre Titicaca se deriva de las palabras aimaras titi y karka. Titi significa gato salvaje y karka: significa roca. Los titis vivían en las islas rocosas de lago. La leyenda cuenta que estos gatos salvajes nadaban desde las islas hacia la tierra firme en busca de comida.


Desafortunadamente, hoy día, el titi o gato salvaje de los Andes es una de las especies de animales en peligro de extinción en las Américas.


Muy bien queridos oyentes espero que hayan disfrutado los cuentos, pero antes de despedirme los dejo con la última de las adivinanzas, y esta nos llega del pueblo Aymara: ¿Qué es la muchacha greñuda que corretea en la casa de rincón en rincón? LA ESCOBA – PICHAÑA.


Finalmente, tres cuentos les recuerda que cada uno es el héroe o la heroína de su propia historia. Así que mamás y papás, hermanos y hermanas, abuelos y abuelas si no han comenzado, ya es tiempo para que compartan las aventuras de sus vidas con sus amigos amigas y familia.


Hasta el siguiente cuento adiós, adiós.

Créditos musicales

1. Sneaky Business - Biz Baz Studio

2. Tempting Fate by Audionautix is licensed under a Creative Commons Attribution license (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/) Artist: http://audionautix.com/

3. Destination Unknown - Ugonna Onyekwe

4. Gangsta Choir Descends Doug Maxwell/Media Right Productions

5. Borderless Aakash Gandhi

6. Dance of the Sugar Plum Fairies by Kevin MacLeod is licensed under a Creative Commons Attribution license (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/) Source: http://incompetech.com/music/royalty-free/index.html?isrc=USUAN1100270

7. Digital Bark by Kevin MacLeod is licensed under a Creative Commons Attribution license (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/) Source: http://incompetech.com/music/royalty-free/index.html?isrc=USUAN1100260

8. Cavalry Aakash Gandhi

9. Song For Michael - Magic In The Other

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