Absorbido por la escalera de un remolino de mar, un barco y su tripulación de piratas son arrastrados a unas playas eternas, a un lugar donde las estrellas de mar son las únicas que dejan huella.
En los comentarios hablamos sobre la colombiana narradora Carolina Rueda quien leyó el cuento de hoy, y concluimos con la biografía de la chilena María Luisa Bombal y un cuento corto.
Este episodio fue producido con el apoyo de PRX y el programa de creadores de Google Podcasts.
Principio
En 1944, después de codearse en su juventud con grandes escritores y poetas como Pablo Neruda y Jorge Luis Borges, María Luisa Bombal deja Chile cerrando un capítulo de su vida en que la obsesión la llevo a atentar contra aquel que alguna vez amó.
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Es el año de 1931, María Luisa Bombal de 21 años, quien ha vivido gran parte de su niñez y adolescencia en Francia, regresa a Chile y se conoce con Eulogio Sánchez de 28, pionero de la aviación civil y hombre de fortuna. De inmediato, la chispa de la pasión se enciende entre los dos, pero el romance está destinado a fracasar.
Cuando Eulogio se distancia de la joven, María Luisa se niega a dejarlo ir, carta tras carta ella espera una respuesta. Desolada por la indiferencia de a quien adoró, una noche en una reunión social en el departamento de Eulogio, María Luisa esculca los cajones de los armarios, y al encontrar un arma, se dispara a sí misma.
La futura escritora sobrevive, y por un tiempo se va para la Argentina a recuperarse a invitación de su amigo Pablo Neruda. Sin embargo, el fracaso y la soledad la persiguen. En 1941, María Luisa regresa a Chile, con el corazón roto de nuevo, y los recuerdos de un amor frustrado la vuelven a abrumar.
El 21 de enero de 1941, María Luisa camina con calma por las calles del centro de Santiago de Chile, hasta llegar a las puertas del Hotel Crillón. Allí espera a que aquel quien fue su primera desilusión y después de una discusión muy acalorada, María Luisa dispara.
Eulogio, sobrevive con una herida en el brazo mientras Bombal acaba en la cárcel. Después de un corto tiempo Eulogio perdona a su agresora y María Luisa absuelta del intento de asesinato se va para los Estados Unidos. Cuando se le preguntó por qué había atentado contra Sánchez, ella respondió: “Al matarlo mataba mi mala suerte, mataba mi chuncho”.
Bienvenida
¡Hola! Estimadas y estimados oyentes de Tres Cuentos, el podcast bilingüe dedicado a las narrativas literarias, históricas y tradicionales de Latino América. Soy Carolina Quiroga-Stultz, y hoy le damos la bienvenida a la única escritora de fantasía de la temporada, la apasionada chilena María Luisa Bombal.
Llegué a la narrativa de María Luisa Bombal por aquel libro que ha sido como la bitácora de vuelo de esta temporada, Antología del Cuento Fantástico Hispanoamericano Siglo XX, editado por Óscar Hahn. En dicho libro, ella es de nuevo la única mujer, y el cuento seleccionado para mostrar su genio es “Las islas nuevas”. Un cuento que fue incluido en la Antología de la literatura fantástica publicado por Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo en 1940.
A pesar de que el cuento “Las islas nuevas” es una historia absorbente e interesante, la anotación que hice en la esquina de la página 166 fue “no entendí, parece un mal sueño, es algo confuso”. Decidida a que debía darle a la chilena otra oportunidad seguí buscando.
Por ahí en el internet encontré varias referencias a un cuento de ella titulado “El árbol”, que ha decir verdad me gustó bastante y les dejaré el enlace en las notas, pero como era tan largo, me decidí por otro más corto, pero igual de intrigante.
El cuento de hoy “Lo secreto”, nos llega en la voz de la reina del cuento, la inigualable narradora colombiana Carolina Rueda, de quien les contaré más en los comentarios.
Finalmente, les cuento que del concurso la ancheta literaria nos ha sobrado algunos libros, y como queremos que nuestros oyentes tengan una navidad literaria, vamos a regalar los últimos cinco libros a nuestros subscriptores, de forma muy sencilla, pero les diré cómo después de los comentarios.
Absorbido por la escalera de un remolino de mar, un barco y su tripulación de piratas son arrastrados a unas playas eternas, a un lugar donde las estrellas de mar son las únicas que dejan huella.
Lo secreto
Por María Luisa Bombal
Leído por Carolina Rueda
Sé muchas cosas que nadie sabe.
Conozco del mar, de la tierra y del cielo infinidad de secretos pequeños y mágicos.
Esta vez, sin embargo, no contaré sino del mar.
Aguas abajo, más abajo de la honda y densa zona de tinieblas, el océano vuelve a iluminarse. Una luz dorada brota de gigantescas esponjas, refulgentes y amarillas como soles.
Toda clase de plantas y de seres helados viven allí sumidos en esa luz de estío glacial, eterno…
Actinias verdes y rojas se aprietan en anchos prados a los que se entrelazan las transparentes medusas que no rompieran aún sus amarras para emprender por los mares su destino errabundo.
Duros corrales blancos se enmarañan en matorrales estáticos por donde se escurren peces de un terciopelo sombrío que se abren y cierran blandamente, como flores.
Veo hipocampos. Es decir, diminutos corceles de mar, cuyas crines de algas se esparcen en lenta aureola alrededor de ellos cuando galopan silenciosos.
Y sé que si se llegaran a levantar ciertas caracolas grises de forma anodina puede encontrarse debajo a una sirenita llorando.
Y ahora recuerdo, recuerdo cuando de niños, saltando de roca en roca, refrenábamos nuestro impulso al borde imprevisto de un estrecho desfiladero. Desfiladero dentro del cual las olas al retirarse dejaran atrás un largo manto real hecho de espuma, de una espuma irisada, recalcitrante en morir y que susurraba, susurraba… algo así como un mensaje.
¿Entendieron ustedes entonces el sentido de aquel mensaje?
No lo sé.
Por mi parte debo confesar que lo entendí.
Entendí que era el secreto de su noble origen que aquella clase de moribundas espumas trataban de suspirarnos al oído…
—Lejos, lejos y profundo —nos confiaban— existe un volcán submarino en constante erupción. Noche y día su cráter hierve incansable y soplando espesas burbujas de lava plateada hacia la superficie de las aguas…
Pero el principal objetivo de estas breves líneas es contarles de un extraño, ignorado suceso, acaecido igualmente allá en lo bajo.
Es la historia de un barco pirata que siglos atrás rodara absorbido por la escalera de un remolino, y que siguiera viajando mar abajo entre ignotas corrientes y arrecifes sumergidos.
Furiosos pulpos abrazábanse mansamente a sus mástiles, como para guiarlo, mientras las esquivas estrellas de mar animaban palpitantes y confiadas en sus bodegas.
Volviendo al fin de su largo desmayo, el Capitán Pirata, de un solo rugido, despertó a su gente. Ordenó levar ancla.
Y en tanto, saliendo de su estupor, todos corrieron afanados, el Capitán en su torre, no bien paseara una segunda mirada sobre el paisaje, empezó a maldecir.
El barco había encallado en las arenas de una playa interminable, que un tranquilo claro de luna, color verde-umbrío, bañaba por parejo.
Sin embargo, había algo aún peor:
Por doquiera revolviese el largavista alrededor del buque no encontraba mar.
—Condenado Mar —vociferó—. Malditas mareas que maneja el mismo Diablo. Mal rayo las parta. Dejarnos tirados costa adentro… para volver a recogernos quién sabe a qué siniestra malvenida hora…
Airado, volcó frente y televista hacia arriba, buscando cielo, estrellas y el cuartel de servicio en que velara esa luna de nefando resplandor.
Pero no encontró cielo, ni estrellas, ni visible cuartel.
Por Satanás. Si aquello arriba parecía algo ciego, sordo y mudo… Si era exactamente el reflejo invertido de aquel demoníaco, arenoso desierto e n que habían encallado.
Y ahora, para colmo, esta última extravagancia. Inmóviles, silenciosas, las frondosas velas negras, orgullo de su barco, henchidas allá en los mástiles cuan ancho eran… y eso que no corría el menor soplo de viento.
—A tierra. A tierra la gente —se le oye tronar por el barco entero—. Cargar puñales, salvavidas. Y a reconocer la costa.
La plancha prestamente echada, una tripulación medio sonámbula desembarca dócilmente; su Capitán último en fila, arma de fuego en mano.
La arena que hollaran, hundiéndose casi al tobillo, era fina, sedosa, y muy fría.
Dos bandos. Uno marcha al Este. El otro, al Oeste. Ambos en busca del Mar. Ha ordenado el Capitán. Pero. . .
—Alto —vocifera deteniendo el trote desparramado de su gente—. El Chico acá de guardar relevo. Y los otros proseguir. Adelante.
Y El Chico, un muchachito hijo de honestos pescadores, que frenético de aventuras y fechorías se había escapado para embarcarse en “El Terrible” (que era el nombre del barco pirata, así como el nombre de su capitán), acatando órdenes, vuelve sobre sus pasos, la frente baja y como observando y contando cada uno de ellos.
—Vaya el lerdo… el patizambo… el tortuga —reta el Pirata una vez al muchacho frente a él; tan pequeño a pesar de sus quince años, que apenas si llega a las hebillas de oro macizo de su cinturón salpicado de sangre.
“Niños a bordo” —piensa de pronto, acometido por un desagradable, indefinible malestar.
—Mi Capitán —dice en aquel momento El Chico, la voz muy queda—, ¿no se ha fijado usted que en esta arena los pies no dejan huella?
—¿Ni que las velas de mi barco echan sombra? —replica el pirata , seco y brutal.
Luego su cólera parece apaciguarse de a poco ante la mirada ingenua, interrogante con que El Chico se obstina en buscar la suya.
—Vamos, hijo —masculla, apoyando su ruda mano sobre el hombro del muchacho—. El mar no ha de tardar. . .
—Sí, señor —murmura el niño, como quien dice: Gracias.
Gracias. La palabra prohibida. Antes quemarse los labios. Ley de Pirata.
“¿Dije Gracias?” —se pregunta El Chico, sobresaltado.
“¡Lo llamé: hijo!” —piensa estupefacto el Capitán.
—Mi Capitán —habla de nuevo El Chico—, en el momento del naufragio…
Aquí el Pirata parpadea y se endereza brusco.
—…del accidente, quise decir, yo me hallaba en las bodegas. Cuando me recobro, ¿qué cree usted? Me las encuentro repletas de los bichos más asquerosos que he visto…
—¿Qué clase de bichos?
—Bueno, de estrellas de mar… pero vivas. Dan un asco. Si laten como vísceras de humano recién destripado… Y se movían de un lado para otro buscándose, amontonándose y hasta tratando de atacarme
—Ja. Y tú asustado, ¿eh?
—Yo, más rápido que anguila, me lancé a abrir puertas, escotillas y todo; y a patadas y escobazos empecé a barrerlas fuera. ¡Cómo corrían torcido escurriéndose por la arena! Sin embargo, mi Capitán, tengo que decirle algo… y es que noté… que ellas sí dejaban huellas. . .
El terrible no contesta.
*
Y lado a lado ambos permanecen erguidos bajo esa mortecina verde luz que no sabe titilar, ante un silencio tan sin eco, tan completo, que de repente empiezan a oír.
A oír y sentir dentro de ellos mismos el surgir y ascender de una marea desconocida. La marea de un sentimiento del que no atinan a encontrar el nombre. Un sentimiento cien veces más destructivo que la ira, el odio o el pavor. Un sentimiento ordenado, nocturno, roedor. Y el corazón a él entregado, paciente y resignado.
—Tristeza —murmura al fin El Chico, sin saberlo. Palabra soplada a su oído.
Y entonces, enérgico, tratando de sacudirse aquella pesadilla, el Capitán vuelve a aferrarse del grito y del mal humor.
—Chico, basta. Y hablemos claro, Tú, con nosotros, aprendiste a asaltar, apuñalar, robar e incendiar… sin embargo, nunca te oí blasfemar.
Pausa breve; luego bajando la voz, el Pirata pregunta con sencillez.
—Chico, dime, tú has de saber… ¿En dónde crees tú que estamos?
—Ahí donde usted piensa, mi Capitán—contesta respetuosamente el muchacho…
—Pues a mil millones de pies bajo el mar, caray —estalla el viejo Pirata en una de esas sus famosas, estrepitosas carcajadas, que corta súbito, casi de raíz.
Porque aquello que quiso ser carcajada resonó tremendo gemido, clamor de aflicción de alguien que, dentro de su propio pecho, estuviera usurpando su risa y su sentir; de alguien desesperado y ardiendo en deseo de algo que sabe irremisiblemente perdido.
FIN
*
Comentario
Muy bien regresemos de las profundidades del mar donde el silencio reina y el agua parece atmosfera. Me pregunto si la inspiración de Bombal llegó de algunas leyendas Mapuches donde se dice que existen ciudades y pueblos perdidos bajo la tierra, la arena o bajo las aguas del mar.
Mi madre alguna vez me dijo que el mar siempre devuelve lo que se lleva, aunque puede que le tome algún tiempo. Así que podemos suponer que los marineros quizá algún día regresen al mundo de quienes viven sobre la superficie de la tierra, aunque nos encontraran bastante cambiados.
*
Sin más preámbulos, es hora de presentar la voz de hoy. He de confesar que yo jamás he conocido a la reina del cuento en persona, ni siquiera he estado en alguno de sus shows, pero las veces que tomé un taller de narración oral, mis mentores siempre se referían a ella con reverente misticismo. Ella ha sido un modelo a seguir, para más de una contadora de cuentos.
Lo cierto, es que mientras hacia una lista de las voces que me gustaría que participaran en la temporada, el rostro de Carolina Rueda circulaba una y otra vez por mi mente. Pero, cómo no nos conocíamos, me pregunté cómo podría contactarla y convencerla de leer uno de los cuentos. Siendo ella tan famosa, me sentí algo intimidada, así que pospuse el asunto por semanas. Hasta que un día me dije: Carolina no tienes nada que perder, la peor vuelta es la que no se hace.
Así que contacté a otra amiga narradora, quien inmediatamente me dio el número de Rueda. Le escribí a Carolina pensando que ignoraría mi mensaje, pero no fue así. Cuando me respondió con ese carisma y gracia que la caracterizan, me puse a saltar de la felicidad.
Todo esto para decir que es un placer contarles acerca de la vida de Carolina Rueda Nieto quien desde hace 30 años esta talentosa mujer trabaja en la narración oral promoviendo nacional e internacionalmente su aspecto artístico y su carácter de instrumento de gestión y herramienta en ámbitos educativos, políticos, empresariales y artísticos. Sus espectáculos de narración y teatro se caracterizan por trabajar adaptaciones, obras derivadas y versiones libres de autores de la literatura universal y versiones de relatos de tradición oral del mundo.
Rueda dicta talleres de formación en narración oral adaptados al sector público y privado, y a dirigido y producido espectáculos y eventos.
En su calidad de gestora y programadora, Carolina Rueda coordinó desde 1990 hasta el 2012, la muestra de cuenteros (nacional e internacional) del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. Un festival que logró en sus primeras diez versiones posicionarse como uno de los más grandes e importantes del mundo. Me consta porque yo fui un par de veces, y tengo los mejores recuerdos.
Así mismo, Carolina Rueda ha participado como profesora en programas de adquisición del idioma español como segunda lengua y en programas de literatura, educación a distancia y artes escénicas, en universidades y centros educativos en Miami, España, Perú y Chile, y en las universidades de los Andes y Javeriana en Colombia. A lo largo de su brillante carrera profesional, Carolina Rueda ha maravillado, entretenido y educado públicos en más de 2000 espectáculos.
Para que se empapen con el saber y la gracia de la reina del cuento, les voy a dejar varios videos para que vean a Carolina Rueda en acción y si se la encuentran por ahí, denle un fuerte abrazo de mi parte.
Historias de contador: https://youtu.be/0JhxaWHXLV4
Un cuento sobre el paraíso: https://www.youtube.com/watch?v=WmkIrHy_kfM&t=58s
Carolina Rueda en el XIV Festival Internacional de Cuenteros Akuentajui 2013: https://www.youtube.com/watch?v=Pmry7BYg9HQ&t=552s
Carolina Rueda: De hermanos y otros animales domésticos: https://www.youtube.com/watch?v=8mFDZDxWmJI
CAROLINA RUEDA, PERSONAJES Y SUSPENSO -- AGORA XVI FESTIVAL DE CUENTOS Y CUENTEROS DE BOGOTÁ: https://www.youtube.com/watch?v=a3BJ3zQkOek
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Es hora de los anuncios, hemos cerrado la convocatoria de la ancheta literaria y estaré notificando a los ganadores a través de un correo electrónico.
Sin embargo, antes de continuar, quería contarles que aún nos quedan unos libros por regalar a nuestros oyentes en los Estados Unidos. Así que el lunes 6 de diciembre estaré enviando un correo a nuestros subscriptores con la imagen y descripción de los libros que nos quedan.
Todo lo que deben hacer para ganarse alguno de estos libros es responder al correo tres.cuentos.podcast@gmail.com contándonos cuál libro quieren y que les gusta más acerca del programa. Los primeros que reclamen su libro serán los ganadores. Así de sencillo.
Por ejemplo, el correo que nos envíen puede decir: Hola soy María y el libro que quiero para mi navidad es...y me gusta Tres Cuentos porque…
Y listo, eso es todo lo que hay que hacer, ¡anímense entonces!
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Muy bien, hablemos de la vida de la autora de hoy. Esta breve reseña biográfica fue escrita en colaboración con Leo Quiron.
Maria Luisa Emilia Inés Bombal Anthes nació en Viña del Mar Chile el 18 de junio de 1910. Tras la muerte de su padre Martín Bombal, la madre Blanca D’Anthes se lleva a sus hijas a Francia.
En Paris, María Luisa continua sus estudios y al cumplir los 18 años ingresa a la Universidad de Sorbona donde se titula en literatura francesa con una tesis sobre el escritor Prosper Mèrimée. En 1931 vuelve a Chile y se conoce con Eulogio Sánchez de quien hablamos en la introducción del episodio. Durante este período de su vida, Bombal incursiona como actriz de teatro, pero pronto decide que no tiene vocación para esa carrera.
En Santiago de Chile también se conecta con los círculos intelectuales de la ciudad y conoce a importantes escritores como Marta Brunet, Pablo Neruda, y Julio Barrenechea. La personalidad enérgica, apasionada y libre de prejuicios de María Luisa despierta asombro en una sociedad todavía muy tradicional. Tengamos en cuenta que en esos tiempos se esperaba que una mujer fuera sumisa y que su educación estuviera orientada hacia cómo llevar el hogar, no hacia la ciencia ni el arte.
Pero María Luisa había nacido para dejar su marca, tanto así que Pablo Neruda la llamó “La abeja de fuego”. En 1933 María Luisa se traslada a Buenos Aires por invitación de Neruda quizá para recuperarse de su histriónico intento de suicidio después de que los amores con Sánchez fracasaran. Durante los siguientes siete años Bombal se dedica a escribir y en 1935 publica su primera novela La Última Niebla, y tres años después lanza su novela más conocida: La Amortajada.
Su carrera literaria iba por buen camino, pero cuando decide volver a Chile la vieja herida de un amor no correspondido resumerge y promete desencadenar un revés a su prometedora carrera. En 1941, María Luisa le dispara a Eugenio Sánchez a las afueras del Hotel Crillon. Bombal pasa un tiempo en la cárcel y en 1944 se va para los EE. UU.
Recomenzar no es fácil y es más difícil cuando se está lejos de las personas y lugares que conocemos. Sintiendo lo abrumadora que puede llegar a ser la soledad María Luisa se refugia en el alcohol, pero por fortuna pronto conoce a Fal de Saint Falle un hombre de negocios francés con quien se casa el mismo año y tiene a su hija Brigitte.
Una vez recuperada de su adicción, Bombal retoma su trabajo literario escribiendo obras de teatro. En 1946 publica La Historia de Maria Griselda, y también trabaja para la Unesco. Luego del fallecimiento de su esposo en 1969, María Luisa viaja a Buenos Aires y vive allí hasta 1973. Al año siguiente regresa a Chile donde vive hasta su muerte el 6 de mayo de 1980.
La obra literaria de María Luisa Bombal nos ha dejado novelas como La Última Niebla, que marcaron un punto de cambio en la narrativa latinoamericana. Para 1935, las novelas latinoamericanas estaban enfocadas en el criollismo o en el costumbrismo, dos tendencias literarias que buscaban resaltar prototipos y ambientes geográficos locales representados de forma realista. Sin embargo, la propuesta estética de María Luisa iba en contra esas tendencias y contra las injusticias patriarcales.
Igualmente, cabe decir que su gran novela La Amortajada (1938) es precursora de la técnica narrativa que ha sido señalada como antecedente de la famosa novela corta del mexicano Juan Rulfo, Pedro Páramo.
A pesar de su innegable contribución a la literatura, el nombre de María Luisa Bombal no es muy reconocido en Chile ni en Latinoamérica. Pero el fuego que vieron en ella poetas como Neruda y lectores profundos como Manuel Peña, aún persiste en sus narraciones y llega hasta nuestros sentidos como un zumbido que se mueve entre el tiempo y el olvido.
*
Eso es todo por hoy, les dejaré el inicio de la famosa novela de Bombal, La Amortajada, unas líneas breves que bien parecen un cuento corto.
La Amortajada
*
Y luego que hubo anochecido, se le entreabrieron los ojos. Oh, un poco, muy poco. Era como si quisiera mirar escondida detrás de sus largas pestañas.
A la llama de los altos cirios, cuantos la velaban se inclinaron, para observar la limpieza y la transparencia de aquella franja de pupila que la muerte no había logrado empañar. Respetuosamente maravillados se inclinaban, sin saber que Ella los veía.
Porque Ella veía, sentía.
*
Y con este abrebocas que espero los anime a leer la tan celebrada novela de María Luisa Bombal, La Amortajada, damos por terminado el programa de hoy. Cerraremos la temporada de Latinoamérica Fantástica con cuento de Navidad, escrito por un autor que ya ha pasado por el programa, Amado Nervo.
Hasta el siguiente cuento, adiós, adiós.
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Tres Cuentos es un ejercicio de adaptación e investigación creativa.
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La música y los efectos de sonido fueron descargados de la biblioteca de audio de YouTube y de Freesound.org.
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Bibliografía
La Amortajada. María Luisa Bombal. Segunda Edición. Nascimiento. Santiago de Chile, 1941.
Cuentos de María Luisa Bombal. Ciudad Seva. URL: https://ciudadseva.com/autor/maria-luisa-bombal/cuentos/
Bados Ciria, Concepción. María Luisa Bombal. Consultado en Internet el 15 de noviembre de 2021 en: https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/julio_02/25072002_02.htm
Peña Muñoz, Manuel. María Luisa Bombal: Tres Cartas Inéditas, un Prólogo y un Posavasos. Consultado en Internet el 15 de noviembre de 2021 en: Dialnet-MariaLuisaBombalTresCartasIneditasUnPrologoYUnPosa-3401165.pdf
Memoria Chilena. Biblioteca Nacional de Chile. La maravillosa discontinuidad del transcurso interior. Consultado en Internet el 15 de noviembre de 2021 en: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3597.html
Música y efectos de sonido
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