El autor brasilero Machado de Assis, nos cuenta la historia de un grupo de hombres que al encontrar una nueva doctrina y ponerla a prueba, descubren la eficacia que ésta tiene sobre la población. En los comentarios exploramos algunas de las religiones afro-brasileras, desde el afro-catolicismo hasta el candomblé.
Primera historia
"¿Por qué el diablo no pudo haber sido azul? Me dije a mí mismo.
Y este pensamiento— uno de los más profundos jamás hechos desde el descubrimiento de las mariposas, me consoló por mi fechoría y me reconcilió conmigo mismo. Me quedé allí, mirando el cadáver, confieso que con una cierta simpatía. La mariposa probablemente había salido del bosque, bien alimentada y feliz, a la luz del sol de una hermosa mañana. Modesta en sus exigencias de vida, se había contentado con volar y exhibir su belleza especial bajo la vasta cúpula de un cielo azul, el cielo que siempre es azul para aquellos que tienen alas. Voló a través de mi ventana abierta, entró por la habitación, y me encontró allí. Supongo que nunca había visto a un hombre; por lo tanto, no sabía lo que era un hombre. Describía un número infinito de círculos alrededor de mi cuerpo y vio que me movía, que tenía ojos, brazos, piernas, un aspecto divino y una estatura colosal. Entonces se dijo a sí misma: "Este es probablemente el creador de mariposas". La idea la abrumó, la aterrorizó; pero el miedo, que a veces es estimulante, sugirió que la mejor manera de complacer a su creador era besarlo en la frente, y por eso me besó. Cuando la espanté con mi mano, se apoyó en el cristal de la ventana, y desde allí vio el retrato de mi padre, y posiblemente percibió una verdad a medias, es decir, que el hombre de la imagen era el padre del creador de mariposas, y entonces voló para suplicar su misericordia".
(Extracto tomado del libro Machado de Assis, Memórias Póstumas de Brás Cubas. Edición digital basada en la de Rio de Janeiro, Fundação Biblioteca Nacional, 2002.)
Bienvenida
Bienvenidos queridos y queridas oyentes de Tres Cuentos, el podcast bilingüe dedicado a las narrativas literarias, históricas y tradicionales latinoamericanas. Soy Carolina Quiroga-Stultz, y estoy feliz de estar de vuelta y lista para compartir muchas historias. Hoy damos inicio a la temporada de narrativas afrodescendientes.
La introducción de este episodio es un extracto reproducido del libro Machado de Assis, Memórias Póstumas de Brás Cubas.
Cuando llegué por primera vez a los Estados Unidos, mi mayor sorpresa fue lo fanática que esta nación puede llegar a ser en términos de religión. La primera vez estaba en la parada de un autobús en Tennessee. Una señora sentada a mi lado se volvió y preguntó en inglés, ¿a qué iglesia va? No respondí, y ella habló acerca de su iglesia hasta que llegó el autobús.
Y la lista de encuentros incómodos en los Estados Unidos continúa. En Colombia, nunca me sentí así. Alguien puede argumentar que es porque el catolicismo tiene un gran control sobre la región. Por lo tanto, no hay mucha necesidad de convencer el uno al otro a cambiar de fe. Pero, en realidad la mayor parte del tejido religioso de América Latina ha cambiado mucho, incluyendo mi familia y amigos en Colombia.
El autor que destacaremos hoy es Joaquim Maria Machado de Assis, uno de los escritores más grandes de Brasil. Quien consciente del ambiente político de su época con cautela ubicó en un tiempo lejano muchas de sus historias.
Pueden encontrar el siguiente cuento en el libro digital Cuentos de Joaquim M. Machado de Assis que pueden descargar de la Red de Bibliotecas Virtuales Clacso. Por último, para no enredarme con el escaso portugués que hablo, todos los nombres portugueses serán pronunciados con la fonética del español.
El cuento El Secreto del Bonzo, escrito en 1882, nos lleva al siglo XVI, a un reino imaginario probablemente ubicado cerca de Japón. En la historia, un grupo de portugueses conocen a un sacerdote o bonzo que les revelará el núcleo de todas las doctrinas, la opinión.
EL SECRETO DEL BONZO
Machado de Assis
Adaptado por CQS
Capítulo inédito de los viajes de Hernán Mendes Pinto
Nota del autor: Como se verá, lo que sigue no es un pastiche, ni fue pensado simplemente como una prueba de talento literario; si lo fuera, sería de muy poco valor. Para dar a mi invención un cierto realismo, necesitaba colocarlo a una gran distancia tanto en el espacio como en el tiempo, y, para hacer que el hilo narrativo fuera verdadero, no me pareció mejor que atribuirlo a ese famoso escritor de viajes que contó tantos cuentos maravillosos. Para el lector más curioso, añadiré que las palabras siguientes "DEJO constancia de lo que pasó en esta ciudad de Fuchéu" fueron escritas con el propósito de imaginar este capítulo que se insertará entre los capítulos CCXIII (213) y CCXIV (214) del libro La Peregrinación de Mendes Pinto.
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DEJO constancia de lo que pasó en esta ciudad de Fuchéu, capital del reino de Bungo, en compañía del cura-maestro Francisco Xavier, y de cómo el rey hubo de vérselas con el Fucarandono y otros bonzos, quienes entraron en discusión con el santo cura en relación con la primacía de nuestra santa religión. Ahora hablaré de una doctrina tan curiosa como saludable al espíritu, y digna de ser divulgada en todas las repúblicas de la cristiandad.
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Un día, yendo de paseo con Diogo Meireles, en esta misma ciudad de Fuchéu, en aquel año de 1552, sucedió que topamos en la esquina de una calle, con un grupo de gente que se arremolinaban alrededor de un hombre del lugar, el cual discurría con gran abundancia de gestos y voces. El pueblo allí aglomerado, según el cálculo más modesto, debía superar las cien personas, varones únicamente, y todos atónitos, boquiabiertos.
Diogo Meireles, quien conocía mejor que yo la lengua de dichas tierras, pues allí había estado muchos meses, cuando anduvo con bandera de mercader-aventurero (ahora se dedicaba al ejercicio de la medicina, que estudiara convenientemente, y en el que sobresalía), me iba repitiendo en nuestro idioma lo que oía del orador, y que en resumen, era lo siguiente: Que él no pretendía otra cosa que dar a conocer el origen de los grillos, los cuales nacían del aire y de las hojas del coquero, durante la conjunción de la luna nueva, que este descubrimiento, imposible a quien no fuese, como él, matemático, físico y filósofo, era fruto de dilatados años de aplicación, experiencia, estudio y trabajos, el cual había llevado a cabo acosta de los riesgos que le representó a su vida. Pero, en fin, que el hallazgo se había hecho para la gloria del reino de Bungo, y especialmente de la ciudad de Fuchéu, de la cual era él un hijo leal. Y que si por haber formulado tan sublime verdad, fuese necesario aceptar la muerte, él la aceptaría allí mismo, tan cierto era que la ciencia valía más que la vida y sus deleites.
Apenas el apasionado orador acabó su discurso, la multitud estuvo a punto de ensordecernos cuando se alzó en un tumulto de aclamaciones, y luego levantó en andas al hombre exclamando: ¡Patimau! ¡Patimau! ¡viva Patimau quien descubrió el origen de los grillos! Y lo cargaron hasta el puesto de un mercader donde le dieron refrescos al orador y lo colmaron de salutaciones y reverencias, como es costumbre de esta gente, que es en extremo obsequiosa y muy cortés.
Desandando el camino, veníamos nosotros, Diogo Meireles y yo, hablando del singular hallazgo del origen de los grillos, cuando a poca distancia de aquel otro lugar, cosa de seis cuadras, no más, en otra esquina, dimos con otra multitud de gente que escuchaba a otro hombre.
Quedamos sorprendidos con la semejanza del caso, y Diogo Meireles, visto que este orador también hablaba apresuradamente, me repitió de la misma manera el tenor de su discurso. Y decía este otro hablador, muy admirado y aplaudido por la gente que lo rodeaba, que por fin había descubierto el principio de la vida futura, que seguiría a la destrucción de la tierra, y que era nada menos que cierta gota de sangre de vaca; de allí provenía la excelencia de la vaca para fecundidad de las almas humanas, y el ardor con que ese distinguido animal era buscado por muchos hombres a la hora de morir; descubrimiento que él podía afirmar con fe y verdad, por ser obra de experiencias reiteradas y profunda meditación, no deseando ni solicitando otro galardón que no fuera dar gloria al reino de Bungo y recibir de él la estima que los buenos hijos merecen.
El pueblo, que escuchaba este pronunciamiento con mucha veneración, profirió el mismo alarido y llevó al hombre al puesto del mercader anterior; allí el orador fue regalado con obsequios iguales a los que ofrecían a Patimau, no habiendo ninguna distinción entre ellos, ni más competencia en los homenajes, más que la de dar las gracias a ambos honorables personajes.
Diogo Meireles y yo, estábamos totalmente confundidos, pues ni nos parecía casual la semejanza de los dos encuentros, ni racional o creíble el origen de los grillos, propuesto por Patimau, o el principio de la vida futura, descubierto por Languru, que así se llamaba el segundo orador que encontramos.
Sucedió, empero, que pasamos ante la casa de un cierto Titané, hacedor de sandalias, quien dado que era amigo de Diogo Meireles corrió en pos de él. Y, tras los saludos de rigor, con los que el artesano halagaba a Diogo Meireles de la manera más elegante –oro de la verdad y sol del pensamiento-, tras los elogios, Diogo Meireles contó al señor Titané aquello de lo que habíamos sido testigos poco antes.
A lo que Titané repuso con gran alborozo: -Pudiera ser que esos dos sabios sigan la nueva doctrina, la que se dice fue inventada por un bonzo de mucho saber, habitante de unas casas cercanas al monte Coral.
Y como nos sentíamos deseosos de conocer más acerca de aquella nueva doctrina, consintió Titané en ir con nosotros al día siguiente a la casa del bonzo, y agregó: -Dicen que él no confía a ninguna persona su doctrina, sino solo a los que de corazón deseen adherirse a ella; siendo así, podemos pretender que venimos únicamente con el fin de oír; y si nos gusta y convence, la podemos practicar según nuestro entender.
Al día siguiente, conforme lo convenido, fuimos a la casa del dicho bonzo, de nombre Pomada, palabra que en nuestro idioma portugués significa charlatán. El bonzo era un anciano de ciento ocho años, muy leído y sabido en las letras divinas y humanas, y grandemente reverenciado por las gentes de estas tierras, y por eso mismo mal visto por otros bonzos, que se morían de pura envidia. Y habiendo Titané, el amigo de Diogo Meireles, contado al dicho bonzo de quiénes éramos y qué queríamos, el sabio nos inició primero en varias ceremonias y monerías necesarias a la recepción de la doctrina, y sólo después de ellas hubo de elevar la voz para confiar y explicar su doctrina.
-Habéis de entender, -comenzó él-, que la virtud y el saber tienen dos existencias paralelas, una en el sujeto que las posee, y otra en las mentes de quienes los oyen o contemplan. Sí pusieres las más sublimes virtudes y los más profundos conocimientos en un sujeto solitario, ajeno a todo contacto con otros hombres, será como si la una y lo otra no existiese. Si nadie degusta los frutos de un naranjo, estos acaban valiendo tanto como una mala hierba y un matorral. Si nadie los ve, no valen nada. En otras palabras, no hay espectáculo sin espectador. Un día, estando yo pensando en estas cosas, consideré que con el fin de alumbrar en algo el entendimiento había invertido mis largos años, y de nada llegaría a valer la pena sin la presencia de otros hombres que me viesen y honrasen, espectadores, seguidores; entonces pensé, si no habría un modo de obtener el mismo efecto, sin tanto trabajo, y puedo ahora decir que ese día fue el renacimiento de los hombres, pues me inspiré en la nueva doctrina.
Llegados a este punto, agudizamos los oídos y quedamos pendientes de que más sería lo que el bonzo habría de decir, quien hablaba muy pausado para que yo no me perdiese, ya que Diogo Meireles le había dicho que la lengua de estas tierras no me era familiar.
Prosiguió entonces el anciano bonzo diciendo: -No os imagináis qué fue lo que me dio la idea de la nueva doctrina; fue nada menos que la piedra de la luna, esa insigne piedra tan luminosa que, puesta en la cima de una montaña o en lo alto de una torre, da claridad a una campiña entera, aun la más dilatada. Una piedra semejante, con tal cantidad de luz, no existió nunca, y nadie jamás la vio; pero mucha gente cree que existe y más de uno diría que la vio con sus propios ojos. Consideré el caso y entendí que, si una cosa puede existir en la opinión, sin existir en la realidad, y existir en la realidad sin existir en la opinión, la conclusión es que de las dos existencias paralelas la única necesaria es la de la opinión, no la de la realidad, que es apenas conveniente. Tan deprisa realicé este hallazgo especulativo, como di gracias a Dios por favor tan especial, y me decidí a verificarlo por la experiencia, cosa que logré en más de una oportunidad, y que no os relataré para no abusar de vuestro tiempo. Para comprender la eficacia de mi sistema, basta advertir que los grillos no pueden nacer del aire y de las hojas del coquero en la conjunción de la luna nueva, y que, el principio de la vida futura no está en una cierta gota de sangre de vaca; pero Patimau y Languru, varones astutos, con tal arte supieron inculcar estas dos ideas en el ánimo de la multitud, ideas que hoy disfrutan del renombre de grandes físicos y mayores filósofos, y cuentan entre sus adeptos con seguidores capaces de dar la vida por ellos.
No sabíamos de qué manera manifestar al bonzo nuestro vivo contentamiento y admiración. Él nos interrogó detenidamente algún tiempo más, sobre la doctrina y sus fundamentos, y después de reconocer que la entendíamos, nos incitó a practicarla y a divulgarla cautelosamente, no porque hubiese en ella nada contrario a las leyes divinas o humanas, sino porque la mala comprensión que de ella se hiciese podría dañar la doctrina cuando apenas tomaba sus primeros pasos; por último, se despidió de nosotros con la certeza de que de allí en más, sabríamos actuar con el alma cabal de los pomadistas; denominación ésta que, por derivarse de su nombre, le era sumamente agradable.
Tan curiosos e interesados estamos en la nueva doctrina, que antes del atardecer, los tres, Meireles, Titané y mi persona, habíamos convenido poner en obra una idea, que probase ser tan juiciosa como lucrativa, pues no solo es lucro lo que se puede haber en moneda, sino también lo que acarrea estima y honores, aun cuando no sirvan para comprar damascos o chaperías de oro.
Decidimos, pues, hacer el experimento. Cada uno habría de crear e implantar una cierta convicción, una idea, en las mentes de la gente de la ciudad de Fuchéu, mediante la cual cosecharíamos los mismos beneficios que disfrutaban Patimau y Languru.
Pero es bien cierto, que el hombre no olvida su propio interés, y así fue como Titané lo entendió. Y se decidió que habría de lucrarse de dos maneras, o sea, vendiendo sus sandalias y ganándose la estima de los hombres; motivaciones a lo que no nos opusimos, por entender que en nada afectaba eso lo esencial de la gran doctrina original.
No sé cómo explicar la experiencia de Titané para que se entienda. En este reino de Bungo, y en otras de estas remotas partes, usan un papel hecho de cáscara de canela molida y goma, un papel de muy buena calidad, que luego ellos tallan en pedazos de dos palmos de largo, y medio de ancho, en los cuales diseñan con vivos y variados colores, y en la lengua del país, las noticias de la semana, políticas, religiosas, mercantiles y otras, las nuevas leyes del reino, los nombres de las fustas, barcazas, chalupas y toda clase de barcos que navegan estos mares, ya sea en son de guerra, que la hay frecuente, o comerciando.
Y digo que publican dicho papel semanalmente, porque las dichas hojas de noticias son preparadas cada ocho días, en gran número de copias, y distribuidas al gentío de la tierra, a cambio de unas monedas, que todos dan de buen grado con tal de tener las noticias antes que los demás moradores.
Pues bien, a nuestro Titané no se le ocurrió nada mejor que usar este papel de noticias llamado en nuestra lengua La Vida y Claridad de las Cosas Mundanas y Celestes, título expresivo, aunque un tanto extenso.
Arregló entonces Titané, que dicho papel reportara que las noticias frescas que llegaban de toda la costa de Malabar y de China, hablaran nada más y nada menos que de las famosas sandalias hechas por Titané; que este calzado eran considerado el número uno del mundo, por ser muy duradero y gracioso; que nada menos que veintidós mandarines iban a requerir al emperador chino que, en vista del esplendor de las famosas sandalias de Titané, las primeras del universo, fuese creado el título honorífico de "Las Sandalias del Estado", título que sería dado en recompensa a quienes se distinguiesen en cualquier disciplina del entendimiento.
Continuaba la noticia acerca de las famosas sandalias que eran cuantiosos los pedidos que llegaban de todas partes, ordenes que Titané estaba decidido a cumplir, no por amor al lucro pero por la gloria que de allí habría de traer a la nación; y que no desistiría del humilde propósito, aquel que había prometido al rey, de donar a los pobres del reino unas cincuenta veintenas de dichas sandalias; en fin, que a pesar de la primorosa compostura que daba fama a las sandalias en la tierra entera, él conocía de los deberes de la moderación, y nunca presumiría ser otra cosa que un obrero diligente y amigo de la gloria del reino de Bungo.
La lectura de estas noticias, naturalmente, conmovió a la ciudad de Fuchéu, tanto que en toda la semana no se habló de otra cosa. Las sandalias de Titané, que anteriormente solo eran consideradas adecuadas, empezaron a ser buscadas con mucha curiosidad y ardor, y más aún en las semanas siguientes, pues no dejó Titané de entretener a la ciudad, durante algún tiempo, con muchas y extraordinarias anécdotas acerca de su mercadería.
Y nos decía con mucha gracia: -Fijaos bien, que he obedecido los fundamentos de nuestra doctrina, pues, aunque no estoy persuadido de la superioridad de tales sandalias, considerándolas más bien, por obra vulgar, se lo he hecho creer al pueblo, que las viene a comprar ahora por el precio que les taso.
A lo cual yo objeté -No me parece, que hayas cumplido la doctrina a rigor y en substancia, pues no es nuestra tarea inculcar a los otros una opinión que no tenemos, por el contrario, es menester convencerlos acerca de una cualidad en nosotros que no poseemos; esto es, en verdad, la esencia de la doctrina.
Dicho esto, acordaron Titané y Diogo Meireles, que era mi turno llevar a cabo el experimento, cosa que de inmediato hice; pero no relataré cada aspecto, para no demorar la narración de la experiencia de Diogo Meireles; la cual, de los tres experimentos, fue la decisiva, y la mejor prueba de esta deliciosa invención del bonzo.
Diré tan solo que, teniendo un conocimiento básico de música y un talento mediocre en la flauta, se me ocurrió congregar a los principales ciudadanos de Fuchéu para que me oyesen tañer el instrumento. Las distinguidas gentes acudieron, escucharon y se fueron repitiendo que nunca, hasta entonces, habían oído algo tan extraordinario.
Y confieso que fue tal el resultado que alcancé con el solo recurso de los ademanes, de la gracia en arquear los brazos para tomar la flauta cuando me fue entregado en una bandeja de plata, de la rigidez y elegancia de mi pecho, de la unción con que alcé los ojos al aire, y del desdén y ufanía con que los bajé hacia la audiencia, la cual, en este punto, irrumpió en tal concierto de voces y exclamaciones de entusiasmo que casi me persuadió de mi inexistente talento.
Pero, como digo, el más ingenioso de todos los experimentos, fue el de Diogo Meireles. Por entonces se propagaba por la ciudad una singular enfermedad, que provocaba la hinchazón de las narices, tanto así que la deformidad llegaba a cubrir más de la mitad de la cara del paciente, y no solo la ponía horrenda, sino que era molesto cargar semejante peso.
Si bien los físicos de la tierra propusieron extraer las narices hinchadas, para alivio y mejoría de los enfermos, pero ningún paciente consentía en prestarse al curativo, prefiriendo el exceso a la carencia extrema, y considerando que no había cosa más aborrecible que la ausencia de aquel órgano. En esta angustiosa situación más de uno recurría a la muerte voluntaria, como remedio, y la tristeza era mucha en toda la ciudad de Fuchéu.
Diogo Meireles, que desde hacía algún tiempo practicaba la medicina, según se dijo, estudió el mal y reconoció que no había peligro en desnarigar a los enfermos, siendo, incluso, preferible remover la nariz por cuanto les arrebataba el mal, sin acarrear mayor fealdad, ya que daba igual una nariz deforme y pesada, como el no tener ninguna. Sin embargo, no logró persuadir a los infelices y afligidos por el mal a realizar el sacrificio de dejarse remover la nariz.
Se le ocurrió entonces una graciosa invención. Así fue como, un día cuando estaban reunidos muchos físicos, filósofos, bonzos, autoridades y el pueblo, Diogo Meireles les comunicó que tenía un secreto para eliminar el órgano que contenía el mal; y ese secreto era nada menos que sustituir la nariz achacosa por una sana, por una nariz de pura naturaleza metafísica, es decir, inaccesible a los sentidos humanos, pero tan verdadera o aún más que la removida. Que dicha cura, había sido practicada por él mismo en otros lugares, y que era muy aceptada por los físicos de Malabar.
El asombro de la asamblea fue inmenso, y no menos la incredulidad de algunos, no digo de todos, siendo que la mayoría no sabía si creerle o no, pues si de un lado les repugnaba la idea de una nariz metafísica, por otro lado, cedían, a las palabras de Diogo Meireles, al tono vibrante y elocuente con que él expuso y definió su remedio.
Fue entonces cuando algunos filósofos, allí presentes, un tanto avergonzados por el vasto conocimiento demostrado de Diogo Meireles, no quisieron ser menos que él, y declararon que había buenos fundamentos para afirmación y descubrimiento semejante, dado que la humanidad no era otra cosa que un producto de las ideas trascendentales; por lo tanto, concluyeron que cualquiera con toda probabilidad, podría usar una nariz metafísica, y así, dichos filósofos aseguraron al pueblo que la cura sería efectiva.
La asamblea aclamó a Diogo Meireles y los enfermos empezaron a buscarlo en tal cantidad, que estaba alcanzado de trabajo. Diogo Meireles los desnarigaba con muchísimo arte, extendiendo delicadamente sus dedos hacia una caja, donde fingía tener las narices sustitutas, cogía una y la aplicaba en el lugar vacío.
Los enfermos, así curados y completos de nuevo, se miraban entre sí, no veían nada en el lugar del órgano cortado; pero, estaban convencidos y certísimos de que allí estaba el órgano sustituto, que era inaccesible a los sentidos humanos, entonces sin sentirse defraudados, regresaban contentos a sus menesteres habituales.
En buena conciencia, estoy convencido que no puedo procurar una mejor prueba de la eficacia de la doctrina del bonzo y del fruto de este experimento, sino el hecho de que todos los desnarigados de Diogo Meireles continuaron utilizando los mismos pañuelos para sonarse que hasta entonces habían empleado. Todo lo cual dejo relatado aquí para gloria del bonzo y beneficio del mundo.
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Comentario
Estamos de vuelta, y estoy encantada de encender la antorcha que nos guiará al lugar donde se interceptaron diferentes religiones, dando origen a nuevas doctrinas religiosas en Latinoamérica.
Sin embargo, antes de sumergirnos en tan intrincado tejido de ideas, permítanme brevemente hablar acerca del autor destacado de este episodio, Joaquim Maria Machado de Assis. (Y ese es todo el portugués que hablo)
En el libro Collected Stories of Machado de Assis, (Cuentos recopilados de Machado de Assis) los traductores Margaret Jull Costa y Robin Patterson nos cuentan más sobre el escritor brasilero.
Machado de Assis publicó siete colecciones de cuentos entre 1870 y 1906, alrededor de 200 cuentos en total. Honestamente, fue difícil decidir qué historia quería presentar. Sin embargo, como El Secreto del Bonzo abría la puerta para hablar más sobre la singularidad del tejido religioso de Brasil, me decidí por ella.
Recomiendo que adquieran la obra de Machado de Assis. Uno de los mejores cuentos de Machado es "El Alienista". El cual me recuerda al escritor portugués José Saramago y su novela El ensayo de la ceguera y de la película muda argentina La Antena de Esteban Sapir que pueden encontrar en Netflix.
Las tres historias tratan de las obsesiones humanas y cómo las masas, al igual que ciegos corderos, dejan que otros elijan por ellos. No voy a decir más, prefiero no estropear la lectura que podría resonar con estos difíciles tiempos.
Por ahora volvamos a nuestro autor. Los abuelos paternos de Machado eran mulatos y esclavos libertos. Los humildes orígenes de Machado nos dicen que su padre, Francisco José de Assis, era mulato y trabajó como pintor y decorador. En contraste, su madre, Maria Leopoldina Machado, era una inmigrante blanca portuguesa y lavandera.
Joaquim nació el 21 de junio de 1839 y sufrió de ataques epilépticos y tartamudeo. Cuando estaba muy joven quedó huérfano de madre y padre. María Inés, la madrastra de Machado lo acogió, y cuando ésta comenzó a trabajar como confitera en una escuela de barrio, el futuro poeta y novelista tuvo que comenzar a vender dulces.
El oficio le permitió conocer a maestros y estudiantes, y tal vez le inculcó el deseo de aprender de forma independiente. Como autodidacta, estudió francés y alemán. A pesar de su falta de formación formal, gracias a su enorme talento y tenacidad, Machado de Assis se convirtió en uno de los escritores más influyentes de Brasil.
Ahora, con respecto a la historia que escuchamos, El Secreto del Bonzo, debería aclarar un detalle. Cuando lo leí por primera vez, me confundió la nota del autor. Donde afirma que el relato debe considerarse un capítulo inédito del libro Los viajes de Fernão Mendes Pinto. Pensé, ¿quién es ese Mendes Pinto?
Pues, fue un explorador y escritor portugués del siglo XVI. Quien viajó dos veces a la India y más tarde a Malaca y el Lejano Oriente, incluyendo China, Japón y Siam. La leyenda dice que el audaz explorador escribió un relato autobiográfico de sus viajes. Pero las historias que narró eran tan exageradas, que se acabó ganando el apodo de Fernão Mendes Minto. Celebrando así su tendencia a mentir.
Bajo el techo de la ficción creada por Fernão Mendes Pinto en el siglo XVI, Machado de Assis crea una historia original, pero se la atribuye a un hombre a quién ya de por si le sobraba la imaginación. Para mí El Secreto de Bonzo es un comentario satírico sobre el Brasil del siglo XIX.
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Sin más preámbulos, es hora de desenredar un poco el intrincado tejido de creencias que dio forma a la sociedad del país más grande de América Latina, Brasil.
En el libro Latin American Religions, Histories and Documents in Context (Religiones Latinoamericanas, Historias y Documentos en Contexto), editado por Anna L. Peterson y Manuel A. Vásquez, los autores subrayan que el encuentro de las diversas culturas no resultó en un rígido intercambio de ideas. Por el contrario, los autores afirman que "las prácticas y creencias religiosas populares no siempre han sido ortodoxas, ni los funcionarios religiosos siempre han practicado las creencias de forma estrictamente ortodoxa".
Peterson y Vásquez añaden: "En América Latina, la religiosidad popular, a menudo existente al margen de las instituciones oficiales, ha tendido a divergir de la doctrina y la práctica ortodoxas... [y que] muchas religiones heterodoxas [o discrepantes] han resultado de la mezcla creativa y del préstamo entre tradiciones cristianas, indígenas y africanas..."
Esta observación también se aplica a la fe traída por misioneros y conquistadores. Si escucharon nuestro episodio pasado acerca del Día de Muertos, donde mencioné que la celebración a los antepasados tenía raíces tanto en las Américas como en Europa. Y que las creencias europeas relacionadas con honrar a los muertos tenían raíces paganas. Esto se debe a que el catolicismo europeo de los siglos XV y XVI ya tomaba prestado, y mezclaba creencias y estructuras de las tradiciones populares precristianas, al igual que del judaísmo y el islam.
En consecuencia, el catolicismo misionero que llego a las nuevas colonias acabo reinterpretando las ideas tomadas del judaísmo y el islam, y las presentó como entregadas por la mano del dios cristiano.
Sin embargo, aunque externamente el catolicismo se presentaba con gran originalidad, internamente era una historia diferente. Peterson y Vásquez mencionan que "el catolicismo español y portugués estaba dominado por peregrinaciones, procesiones y otros eventos públicos, así como santuarios y devociones privadas. Estas prácticas, y las creencias que acompañaron a los colonos europeos, a menudo estuvieron abiertas a la negociación a medida que las personas y sociedades cambiaron".
En otras palabras, los nativos, esclavos e incluso misioneros católicos hicieron préstamo de ideas y se adaptaron a lo que encontraron, desarrollando así creencias mixtas. Por supuesto, esta mezcla creativa de ideas fue más tarde severamente reprimida, aunque nunca se extinguió.
El caso de Brasil se destaca más que otros países. ¿Por qué? Por los números. Desde el año de 1530 a 1850, alrededor de once millones de esclavos llegaron a las nuevas colonias. Curiosamente sólo el seis por ciento aterrizó en América del Norte. Alrededor de cuatro millones fueron a parar a las islas de Cuba y Jamaica. Los otros cinco millones fueron enviados a Suramérica, y de estos Brasil se quedó con 3,6 millones de personas consideradas como mera mercancía.
Por tanto, el impacto que han tenido los afrodescendientes en toda América Latina es innegable y significativo.
Según Peterson y Vásquez, "en la década de 1820 los esclavos constituían alrededor de un tercio de la población de Brasil, con otro tercio formado por afrodescendientes que habían comprado o ganado su libertad".
Eventualmente, era de esperarse que los colonizadores blancos se sintieran incómodos por su condición de minoría. Entonces, la estrategia elegida para dominar a una población tan grande de afrodescendientes fue inculcar la división entre ellos. Se optó por mezclar varios grupos africanos para evitar cualquier solidaridad basada en el parentesco, el origen o el idioma. Pero no les funcionó tan eficientemente como esperaban. Al final, los africanos en la diáspora encontraron maneras de reconstruir sus identidades perdidas.
Por ejemplo, en Cuba, esclavos y libertos formaron cabildos, asociaciones voluntarias, alrededor de naciones, es decir, gente con similar procedencia africana. Por un buen tiempo los colonos blancos consideraron estas asociaciones lugares de control social, donde los participantes podían expresarse colectivamente sin convertirse en una amenaza para sus amos o el sistema. Sin embargo, algo más se estaba gestando por dentro.
Peterson y Vásquez comentan que "al servir como espacios de fraternización y entretenimiento, espacios donde los esclavos y afrodescendientes tocaban su música, realizaban sus bailes y transmitían sus tradiciones orales, estos clubes se convirtieron en crisoles para el surgimiento de religiones de base africana".
En Brasil, la Iglesia Católica vio estos espacios como tierra fértil para la instrucción de la doctrina católica. Recuerden que lo mencioné en el episodio 27 cuando hablamos de las hermandades religiosas africanas o cofradías. Sin embargo, esto no significa que la iglesia católica fuera capaz de controlar estas organizaciones so ciales. Las hermandades negras eran relativamente autónomas, y esto resultó ser fructífero.
Peterson y Vásquez indican que las hermandades o cofradías terminaron desarrollando "una rica eclesiología, iconografía y liturgia que contribuyó a la formación del catolicismo popular tradicional brasilero". Entonces era de esperarse que este nuevo catolicismo llegara a estar en desacuerdo con la iglesia oficial.
Después de las guerras de independencia y el fin de la esclavitud, el catolicismo popular vino a representar también una amenaza para los gobiernos nacionales emergentes en toda América Latina. ¿Por qué? Dado que las frágiles recién nacidas naciones de América Latina sospecharon que los cabildos y las hermandades eran potenciales incubadores de movimientos separatistas.
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Sin embargo, a pesar de la supervisión de la iglesia sobre estas cofradías o hermandades, las religiones africanas renegociaron sus creencias con las perspectivas del catolicismo.
Para conocer el resultado de dicha mezcla, ahora debemos abrir el libro Afro-Latin American Studies, An Introduction (Estudios Afro-Latinoamericanos, Una Introducción), editado por Alejandro de la Fuente y George Reid Andrews.
Cierto es que los africanos no aceptaron pasivamente la fe de los amos, De la Fuente y Andrews, al respecto dicen que "Así como los españoles y portugueses dieron sentido al Nuevo Mundo a través de la lente de sacerdotes cristianos que interpretaban misterios, practicando rituales dirigidos a Cristo, la Virgen y a varios santos, también los esclavos africanos poblaron las Américas con deidades y fuerzas originadas en su anterior ambiente social".
Hay evidencia de rituales africanos y su complejidad en Brasil practicados en la década de 1600. De la Fuente y Andrews citan un verso del poeta bahiano, Gregório de Matos quien dice,
"Todos estos quilombos, Con maestros sin igual, Enseñando por la noche Calundus y fetichismo Miles de mujeres atienden fielmente Al igual que muchos hombres barbudos [portugués] Creyéndose ellos, el nuevo Narciso."
Como pueden ver, incluso los blancos portugueses participaban en las ceremonias africanas. Tal vez este creciente interés llamó la atención de la iglesia.
De la Fuente y Andrews nos dicen que "a principios de 1700, el clero bahiano estableció un catecismo [es decir un tipo de adoctrinamiento] para evangelizar adecuadamente a los esclavos", lo que sugiere que las prácticas de los esclavos representaban ya una amenaza.
En 1707, el arzobispo de Bahía, Sebastiáo Monteiro DaVide, escribió un manual de instrucción acerca del método para evangelizar a los esclavos africanos y sus descendientes criollos. Les presentaré entonces un extracto del manual, que se puede encontrar en el libro Religion in Latin America (Religión en América Latina, Una Historia Documental), editado por Lee M. Penyak y Walter J. Perry. Y dice.
"Y debido a que los esclavos de Brasil son los más necesitados de la doctrina cristiana ya que tan numerosas son sus naciones y tan diversas sus lenguas, debemos buscar todos los medios para instruirlos en la fe. Y no hay manera más eficaz que una especie de instrucción adaptada a la rudeza de su entendimiento y la barbarie de su discurso..."
"Y para una mayor seguridad con respecto al bautismo de los esclavos, y de los de lengua desconocida, como los que vienen de Mina, y muchos también de Angola, se hará lo siguiente. Después de que hayan adquirido algún conocimiento de nuestro idioma, o si hay intérpretes, se utilizará la instrucción de los misterios, que como dijimos está contenida en el tercer libro [Título XXXII] número 579. . . Y aparte de esto, a los ignorantes esclavos mencionados anteriormente se les harán las siguientes preguntas:
¿Quién hizo este mundo? ¿Quién nos hizo? ¿Dónde está Dios? ¿Quieres lavar tu alma con agua bendita? ¿Quieres comer la sal de Dios? ¿Desecharás los pecados de tu alma? ¿Quieres ser un hijo de Dios? ¿Vas a expulsar al diablo de tu alma?
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Bueno, por otra parte, como el antropólogo francés Roger Bastide (1978) quien se especializó en la literatura y la sociedad brasilera, una vez dijo: "A largo plazo, el tiempo habría de erosionar todas las tradiciones, por muy firmes que estén ancladas en el nuevo hábitat. Pero el comercio de esclavos renovó continuamente las fuentes de vida estableciendo un contacto continuo entre los antiguos esclavos, sus hijos y los recién llegados, que a veces incluían sacerdotes y hombres de medicina. De esta manera, durante todo el período de la esclavitud, los valores religiosos se rejuvenecieron continuamente al mismo tiempo que eran erosionados".
En consecuencia, era imposible no esperar que el catolicismo no se transformara en una doctrina muy particular en Brasil.
Como mencioné antes, en Brasil, las cofradías florecieron. Dado que eran hermandades laicas católicas donde las nuevas tradiciones rituales afro-latinoamericanas se transmitieron, reestructuraron y difundieron.
Algo que aprendí durante la investigación de este episodio, fue que debido a que los misioneros capuchinos y los dominicos habían llegado al reino de Kongo desde finales del 1400, algunos de los africanos que llegaron luego como esclavos a las Américas eran ya católicos.
Esto hace que sea algo complejo el definir el Afro catolicismo en Brasil. Por ejemplo, Roger Bastide, el investigador francés que en 1957 presentó un manuscrito de doctorado llamado Les Religions Africaines au Brésil (Las religiones africanas de Brasil), mencionó que en Brasil había dos tipos de catolicismos. El primero, "la versión llevada a Brasil por los esclavos centroafricanos, que ya eran al menos nominalmente católicos". El segundo, "la versión del catolicismo popular portugués que ya estaba en parte Africanizado".
Sin embargo, De la Fuente y Andrews añaden que debemos considerar una tercera versión, "la nueva práctica afro católica que surgió en Brasil, Cuba, Saint Domingue, Nueva España y otros lugares a través de la cristianización de esclavos".
Entonces, el proceso de transformación cultural marcado por la afluencia [llegada] de nuevos elementos culturales y la pérdida de los existentes, dio lugar a una práctica católica más elaborada y a veces extravagante. Donde, los santos tienen un papel más significativo, donde hay festivales y procesiones, posesiones o diabolismo que exponían la vulnerabilidad física del hombre a las amenazas mágicas.
Bajo este techo de nuevos simbolismos se hicieron muy populares el uso de rosarios, medallones, amuletos y talismanes, que ofrecían diferentes tipos de protección, y ciertos santos se hicieron más relevantes que otros.
De la Fuente y Andrews nos dicen: "Los afro-brasileros no sólo reforzaron la importancia de ciertos santos canonizados por la Iglesia, sino que generaron los suyos propios". Uno de esos santos fue Rosa María Egipcíaca da Vera Cruz.
La leyenda cuenta que Rosa llegó a Río de Janeiro en 1725 como una niña esclava. Después de sufrir todo tipo de abusos durante 25 años, comenzó a tener visiones místicas. Que con el tiempo la llevaron a ser venerada popularmente como una santa e incluso se le adjudicaron milagros. Sin embargo, su fama llamó la atención de la Inquisición, fue acusada y enviada a Lisboa para ser juzgada.
Por supuesto, esto la hizo más sagrada a los ojos de sus seguidores. Pero este revés histórico, no detuvo los cultos africanos, ni la paranoia de la iglesia.
De la Fuente y Andrews relatan que "hasta la mitad del siglo XX los agentes oficiales de la iglesia eran abrumadoramente hostiles hacia las prácticas africanas y afroamericanas". A pesar de esto, cuando la iglesia católica brasilera se dio cuenta del terreno ganado por las sectas neo-pentecostales, la liturgia católica se africanizó. Se incluyeron tambores y bailes para complacer a las masas y retener a los feligreses.
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La siguiente doctrina de la que quiero hablar es el Espiritismo, el cual eventualmente nos llevará a hablar de otras prácticas religiosas.
Curiosamente, hace poco, vi una película brasilera en Netflix sobre el Espiritismo y su fundador Allan Kardec. En ese momento, pensé que el señor era brasilero hasta que hubo una escena en francés. Así que busqué y descubrí que el padre del espiritismo era francés.
Sin embargo, su impacto fue tan grande que tres años después del lanzamiento de su libro Le livre des esprits (El libro de los espíritus) en 1857, la publicación fue ampliamente distribuida en la capital de Brasil. Y seis años más tarde, su obra había sido completamente traducida al portugués.
Esto nos dice que la doctrina del Sr. Kardec tuvo un impacto significativo en la sociedad brasilera. Fue tal su fama que, en 1884, había una Federación Brasilera de Espiritismo. El espiritismo se convirtió en el tema de que hablar entre las élites blancas.
De la Fuente y Andrews dicen que "tal vez el espiritismo encontró terreno fértil en Brasil por su relación con un espiritismo popular antiguo descendiente del sebastianismo portugués, que hablaba con nostalgia de un célebre pasado y con expectativas místicas esperaba un futuro glorioso, pero invisible".
En una sesión regular de espiritismo la persona que servía de médium canalizaba las voces de antiguas almas que ofrecerían expulsar las energías negativas que habían caído sobre los clientes. Se decía que los espíritus invocados eran sanadores que provenían de civilizaciones antiguas y desarrolladas, como los egipcios e incluso los aztecas.
Habrá algún oyente que se pregunta ¿Qué tiene que ver el espiritismo con las religiones africanas?
La historia cuenta, que, en 1920, en la ciudad brasilera de Niterói, nació una nueva doctrina, llamada Umbanda, una mezcla de Espiritismo y Candomblé.
Respecto a lo que Umbanda resulto ser, De la Fuente y Andrews dicen que "En Umbanda, a las deidades afro-brasileras les fueron asignados rangos militares y se crearon falanges de espíritus". Es decir que ciertos espíritus trabajaban como grupos de soldados, y que las deidades tenían roles similares a capitanes, generales, etc. No es de esperar que, Umbanda se acabara beneficiando del apoyo de la clase militar brasilera.
A diferencia del Espiritismo, Umbanda trabajó con algunos espíritus africanos, como los orixás, también conocidos como santos. Sin embargo, por lo menos había dos avenidas en las que Umbanda trabajaba. Una línea considerada más "blanca", cercana al espiritismo kardecista, y la otra que involucró más las prácticas africanas.
Esta última imitaba algunos de los rituales del Candomblé, como la posesión de espíritus, pero era menos compleja cuando se trataba de iniciaciones e intercambios de sacrificios con los dioses. Con el tiempo Umbanda, se volvió más accesible para las masas. Pero tal accesibilidad finalmente no ayudó a la doctrina, porque acabó siendo considerada menos auténtica y demasiado simplista.
Por ejemplo, en una sesión de Umbanda, con poco ritual y protocolo los espíritus poseían al médium. Supongo que pase lo que pase, a la gente le gusta un buen espectáculo. En 1980, Umbanda perdió muchos seguidores, que se convirtieron al más complejo Candomblé.
Alguien se preguntará, y ¿qué tipo de espíritus se aparecían en una sesión de Umbanda? Bueno, algunos de los espíritus que se manifestaban eran viejos negros o Pretos-velhos, antiguos esclavos, Caboclos, los espíritus de los amerindios, Erês or crianças, los espíritus de los niños, Exus o traviesos espíritus que causaban problemas pero que también traían mensajes; Ciganas, gitanos que hablaban con perspicacia mística. Otros visitantes del otro lado eran prostitutas, conocidas como Pomba-gras, y espíritus menos honorables como los boiadeiros o vaqueros que a menudo buscaban la ayuda humana.
Es esencial mencionar que algunos de los roles de los espíritus cambiaron de acuerdo con los tiempos. De la Fuente y Andrews comentan que en "los estudios de candomblé a principios del siglo XX, el orixá Exú era considerado un diablillo diabólico...pero después de la década de 1930, el orixá Exú era un buen mediador y mensajero".
Recuerdo que el catolicismo que me enseñaron también evolucionó. Cuando yo estaba en la escuela primaria, el Todopoderoso era un padre castigador y con tendencia a enojos apocalípticos. Más tarde, en mis veinte, Dios se había convertido en un parcero, un tipo dulce con una infinita capacidad de perdón.
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Pero continuemos con lo que nos atañe en este episodio, las doctrinas religiosas que evolucionaron en Brasil.
Anteriormente, mencioné el protestantismo neo-pentecostal que llegó a competir con la Iglesia Católica. Hoy en día, esta religión afro-latinoamericana ha crecido tanto entre los afrodescendientes en Brasil que ha extendido sus alas a otras tierras como Guatemala, Honduras y Haití.
Las primeras sectas pentecostales llegaron a Brasil en 1910, y para 1952 habían proliferado numerosos grupos pentecostales brasileros. Veinte años más tarde, una tercera ola pentecostal llegó a Brasil creciendo así el número de feligreses.
De la Fuente y Andrews describen a los pentecostales como creyentes que "se ven a sí mismos como enemigos declarados de las religiones afro-brasileras como Umbanda y Candomblé", aunque al parecer en la práctica tienen puntos en común.
Por ejemplo, las prácticas en las que estas religiones (los Pentecostales, Umbanda y Candomblé) se interceptan son, la creencia de que ciertas palabras invocadas tienen poder mágico, el uso de óleos y flores codificadas por colores para influenciar transformaciones, y la incorporación del Espíritu Santo, por la vía del exorcismo de malos espíritus con la ayuda de espíritus exu afro-brasileros.
Pero no nos precipitemos a crear conclusiones. A pesar de las similitudes, también hay marcadas diferencias. De la Fuente y Andrews aclaran que "el Espíritu Santo y los orixás o vodums (en Candomblé), tienen orígenes y poderes diferentes".
En detalle, el panteón de orixás invocado en Candomblé es de origen africano y algunos tienen nombres de ríos del África Occidental y de antiguos reyes, como Oyá, Obá, Xangó, Odudua. Mientras que el dios Pentecostal es absoluto y la cabeza de una religión mundial.
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Antes de terminar el programa, quiero dedicar un par de minutos al tema de la censura religiosa.
En 1889, la constitución de la Primera República de Brasil fundada un año después de la abolición de la esclavitud, ordenó la libertad de culto y puso fin al patrocinio gubernamental de la Iglesia Católica. Sin embargo, la libertad de cultos no aplicó a las prácticas afro-brasileras porque no se consideraban religiones. De hecho, el Código Penal de 1890 prohibía la medicina ilegal, la curación y la práctica de "magia" y "espiritismo".
¿Por qué? Porque en la época de la industrialización, es decir, en el siglo XIX, estas prácticas se consideraban como un retraso al progreso nacional. Así que fueron reprimidos. Pero esta represión estaba condenada al fracaso. En 1942 ciertas prácticas de Espiritismo estaban tan bien estructuradas y habían ganado tanto apoyo entre los militares y la clase media que fueron sacados de la lista negra de "actos contra la salud pública".
Por su parte, el Candomblé tuvo que esperar un poco más. En 1976, a sus seguidores se les concedió libertad para practicar. Tal vez porque se convirtió en una atracción cultural. De la Fuente y Andrews dicen que acabo siendo "un patrimonio nacional", especialmente en la ciudad de Bahía.
Queda claro que incluso las religiones son susceptibles a los ratings. O si no, pregúntenles a los evangelistas que apoyaron el show presidencial del señor Trump durante los últimos cuatro años, aunque el tipo era todo lo contrario de lo que ellos predicaban. Como Machado de Assis, nuestro autor de hoy indicó a través del personaje del Bonzo, "no hay espectáculo sin espectador".
Antes de cerrar el programa, los dejaré con otro texto de nuestro autor Machado de Assis, quien observó la historia de la humanidad desde el lugar donde el pasado, el presente y el futuro son los mismos, y concluyó que nuestro paso por estas tierras es sólo un círculo sin fin de esperanza y error. Puede encontrar el siguiente extracto en el libro Machado de Assis, Memórias Póstumas de Brás Cubas, edición digital Río de Janeiro, Fundación Biblioteca Nacional, 2002.
"Entonces me dije: 'Si pasan los siglos, los míos vendrán también, y pasarán, y después de un tiempo vendrá el último siglo de todos, y entonces lo entenderé'. Y fije mis ojos en las edades que venían y pasaban; ahora estaba tranquilo y decidido, tal vez incluso feliz. Cada época trajo su luz y sombra, su apatía y lucha, su verdad y error, y su desfile de sistemas, de nuevas ideas, de nuevas ilusiones; en cada una de ellas estalló el verdor de la primavera, se amarilló con la edad, y luego, joven una vez más, estalló de nuevo. Mientras que la vida así se movía con la regularidad de un calendario, la historia y la civilización se desarrollaron; y el hombre, al principio desnudo y desarmado, vestido y armado, construyó choza y palacio, aldeas y la ciudad de Tebas con sus cien puertas, creó ciencia que escruta y arte que eleva, se hizo un orador, un mecánico, un filósofo, corrió por toda la faz del globo, bajó a la tierra y hasta las nubes, realizando la misteriosa obra a través de la cual satisfizo las necesidades de la vida y trató de olvidarse de su soledad. Mis ojos cansados finalmente vieron la actual época llegar a su fin, después de ella, las edades futuras. La era actual, a medida que se acercaba, era ágil, hábil, vibrante, orgullosa, un poco habladora, audaz, aprendida, pero al final, fue tan miserable como las anteriores. Y así, pasó, y así pasaron las demás, con la misma velocidad y monotonía.”
Despedida
Y eso es todo por hoy. Volveremos en dos semanas con un cuento de la escritora afroecuatoriana Luz Argentina Chiriboga, quien explora las complejidades de no tener el tipo estándar de belleza.
¡Hasta el próximo cuento! Adiós, adiós.
Bibliografía
Religion in Latin American, A Documentary History. Edited by Lee M. Penyak &Walter J. Perry. Published by Orbis Books, Maryknoll, New York, 2006.
Collected Stories of Machado de Assis by Margaret Jull Costa and Robin Patterson. Copyright © 2018 by Margaret Jull Costa and Robin Patterson. Used with permission of the publisher, W.W Norton & Company, Inc. All rights reserved.
Poets of Brazil, A Bilingual Selection, translated by Frederic G. William. New York: Luso Brazilian Books. Brighm Young University Studies, Provo, Utah, USA; Editora da Universidade Feral da Bahia, Salvador, Brasil.
Latin American Religions. Histories and Documents in Context. Edited by Anna L. Peterson and Manuel A. Vásquez. Published by New York University Press, 2008.
Afro-Latin American Studies. An Introduction. Edited by Alejandro de la Fuente and George Reid Andrews. Published by Cambridge University Press, 2018.
Machado de Assis, Memórias Póstumas de Brás Cubas. Edición digital basada en la de Rio de Janeiro, Fundação Biblioteca Nacional, 2002.) URL: file:///C:/Users/Carol/AppData/Local/Temp/memoriasBras.pdf
Cuentos de Joaquim M. Machado de Assis. Red de Bibliotecas Virtuales CLACSO. URL: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20190905083925/Cuentos_Joaquim_Maria_Machado_de_Assis.pdf
Credits
Soft Feeling - Cheel
A slow dream – Emily A. Sprague
Pablo – The Mini Vandals
Gypsy Stroll – Aaron Lieberman
The Plan's Working - Cooper Cannell
Batuque Bom - Quincas Moreira
Invitation to the Castle Ball - Doug Maxwell
Carnival De Brazil - Doug Maxwell
Nocturne - Asher Fulero
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